Pocos nombres de la comedia reciente han hecho tanto por la comedia como Armando Iannucci, creador de la serie Veep, The Thick of It, y películas como La muerte de Stalin. Ahora estrenó la segunda temporada de Avenue 5, la serie HBO donde Hugh Laurie es el comandante de una nave intergaláctica que da título a la comedia y que debe lidiar con todo tipo de correrías dentro de la misma. Ianucci habló en exclusiva con PERFIL:
—¿Qué crees que la comedia puede hacer por este momento particular del mundo?
—Puede generar felicidad, y preguntas. O ayudarnos a entender. Ahora, ahí, son pregunta de un futuro en el espacio. No son preguntas que sean mi brújula, pero nuestro absurdo tiene una forma de delimitar nuestro marco de acción. No hay situación de poder donde no haya absurdo. Por ejemplo, cuando filmé La muerte de Stalin tenía que ser una comedia, y tenía que serlo porque para mí era la única forma de procesar todo lo que debía contar. Hay una escala ahí, hay una forma de entender la comedia que no implica que debe destilar nuestros problemas, o, por ser más claros, que debe algo a nadie. Pero nuestra propia humanidad es su fuente, entonces sea el living de una casa o el salón Oval de la Casa Blanca, la estupidez, la evitable y la inevitable, van a estar ahí, incluso aunque la habitación esté llena de genios. Es algo más inherente a nuestra limitaciones como humanos, que a la responsabilidad que tiene la comedia. La comedia nos permite intentar racionalizar, darle forma a lo arbitrario, a lo impredecible. Pero en última instancia, nos ayuda a reírnos, de todos y de todos.
—Dijiste que usaste mucha ciencia ficción para Avenue 5, que viste mucho para entender que hacer y qué no. ¿Por qué?
—Me gusta mucho la nueva versión de Battlestar Galactica, y me gusta porque leyes de series que alteran las leyes de la física, acá directamente hay que respetarlas a rajatabla y trabajar con ellas. No hay magia, es mecánica. Los elementos alienígenas eran los cyborgs. Siempre aparece la alienación, la migración, el poder, la resistencia, en mucha de la ciencia ficción. Me gusta la ciencia ficción, la que no dobla las reglas, sino que muestran su forma de siempre ser inquebrables.
—¿Por qué hacer una comedia espacial?
—La gran verdad es que la idea de hacer comedia ahora es cada vez más complicada y difícil. Por eso tuve genera algo que al menos por un par de años parezca inalcanzable para nuestra realidad. El problema es que todo cambia tan rápido en el mundo, entonces si haces algo sobre un “ahora”, en dos años ya ha cambiado. Con Veep y Trump nos paso algo así. No creo que haya problema en buscar comedia en el presente. John Oliver es un enorme ejemplo: entretener desde la comedia periodística. Pero sí el absurdo que nos rodea, desde una pandemia que no termina a determinados nombres en el poder, todo indica que podes quedar en el espejo retrovisor si trabajas en el presente, al menos desde la ficción. Otro hacen milagros con eso, pero yo siento que me limita muchísimo. Sobre todo considerando lo que ha sucedido con la pandemia: realmente no sabemos que puede llegar a suceder.
“Me divierte mucho la explosión de pánico espontánea en mis programas”
—Hubo una gran pausa entre temporada y temporada ¿afectó en algo el producto final?
—Tuvimos muchos problemas, y sí, pasaron tres años, pero no quería generar un salto de tres años dentro de la narrativa de la serie. No quería tampoco que se sintiera tan lejana como para no comprender que es lo que estaba pasando. Fue lindo entender el ritmo otra vez, y entender lo que estamos haciendo. Nosotros amamos hacer este show, eso es algo que quiero que quede muy en claro. Por ejemplo, en la serie ahora siempre corren. Y eso me gusta mucho: creo que hay algo muy gracioso en poner a un actor serio a correr desesperado. Lo digo de verdad, eh. Hay algo ahí. Esa desesperación de correr, me divierte. Me divierte la energía de comedia, me divierte la explosión de pánico espontánea en mis shows.
—Ese futuro no tan distinto, de exploración turística al espacio ¿te generó alguna duda sobre si realmente deberíamos ir hasta esa situación como especie?
—Parece mucho trabajo, ¿no? Mucha gente lo intenta hace años. Mucho trabajo aunque sea subir 15 segundos al espacio. Mi pregunta siempre es ¿por qué vamos a Marte cuando tenemos la Tierra que necesita ayuda ya? ¿Por qué vamos a un lugar que es peor? Entiendo tener un plan de escape, pero intentemos arreglar las cosas antes. Me divierte que nuestro instinto sea partir corriendo del lugar que nos dio vida para ir a un planeta inhóspito. Creo que dice mucho de nosotros como absurdos seres humanos que somos, sobre todo, claro, aquellos que tienen más poder sobre esa situación.
—El casting tiene grandes nombres, comenzado por Hugh Laurie. ¿Cómo es el trabajo en común?
—Tenía una política muy clara: no quiero rompebolas en mi set. No importa el talento. Lo importante es que todos disfrutemos lo que estamos haciendo. Y eso es realmente crucial para mí. No vale la pena sufrir. Josh Gad es buenísimo pero todos nos sentimos como una familia. Nos escribimos todo el tiempo. Para que una comedia funcione, todos tienen que sentirse positivos en el set, no podes tener a alguien que absorba la energía de la habitación. Aparte es un ambiente más saludable para las ideas cuando hay felicidad.
—¿Cuánto lugar hay para la improvisación?
—La forma en la que trabajamos es la siguiente: comenzamos a ensayar, y ahí aplicamos a cambios, ahí todos se sienten libres de cambiar cosas. Suele funcionar. Después dejamos la toma que más nos ha hecho reír. Pero lo importante es que los escritores y los actores tengan una comunicación clara, y orgánica. Tenemos mucho más que queremos contar, tenemos muchas ganas de seguir con el show. HBO no decide renovar hasta que no lanzan la temporada nueva. Después se tratará de reunirlos a todos y logran que sus calendarios puedan coincidir. Pero adoraríamos seguir.
—¿Por qué generar la idea de un show dentro del show que ficcionaliza la travesía del crucero espacial?
—Es mi propia forma de burlarme de la fiebre del contenido, dijo mientras hacía contenido, pero es que hay tanto, de tantas formas y tamaños, y si bien uno entiende que es una fuente de trabajo, también causa cierta gracia. Entonces, si eso no se frena, pensamos, sería lógico que hagan un show ficcionalizando a esta gente flotando a la deriva. Hay un peligro de tanto contenido, de perdernos, y también criticar la glorificación del héroe, como distorsiona la visión que tenemos de otras personas. Creo que generaba un espejo bastante gracioso.
Las redes sociales en la mira
—Una de las grandes incorporaciones de la temporada es la presencia del actor Adam Pålsson ¿por qué destacarlo en esta segunda tanda de episodios?
—Era un papel pequeño, pero se las arregló para hacernos reir. Es muy interesante como logró en la segunda temporada logró producir un efecto todavía más gracioso. No le había prestado tanta atención, pero nos pusimos al día entre temporadas
—¿Qué pasaría si descubrieras que no podes volver a la Tierra siendo un tripulante de la nave Avenue 5?
—Perdería la cabeza. Insultaría a todos de pies a cabeza. Me pasaría el día, desde las 10 am bebiendo. No podría con esa situación. Y correría el buffet, a ver cómo sigue eso.
—Considerando tu obra pasada ¿sentís mucha presión al hacer un show nuevo?
—Siempre tenes que pensarlo como tu primer show. No pensar en lo que pasó antes. Solo ir con entusiasmo, con energía. Y ser diferente. Lo van a medir con lo anterior, seguro, pero al mismo tiempo eso dura poco, una vez que se entusiasman ya eso dejar de ser un problema. Lo importante es saber ver los problemas, o lo que hay a tu alrededor, y lograr que eso aparezca de una forma u otra. Por ejemplo, las redes sociales, la vida online. Por eso las redes sociales también forman parte de Avenue 5. Es algo tremendo: nos ayudó a pasar la cuarentena, hablar con otros saber que estaban ahí, ir a teatro virtuales, y más y más. Pero creo que la forma en que genera extremos es un problema. Cómo usamos las redes sociales a la hora de políticas extremas es el problema.
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