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Recién llegado, esta vez de México y no de España, a esta altura su segundo hogar, Leo Sbaraglia se mueve como pez en el agua en las callecitas de Belgrano R, su barrio.

A días del estreno de El gerente, la primera película argentina de Paramount+, dirigida por Ariel Winograd, escrita por Patricio Vega, basada en un hecho real e inspirada en el libro El Gerente de Noblex.

En el recorrido de las tres cuadras que separan su departamento de la estación de tren, el actor saluda a vecinas y vecinos, a los mozos de los bares, al paseador de perros y al maquinista de la formación que le toca bocina… En fin, parece una escena de rodaje pero en vivo y en directo.




Leonardo Sbaraglia. Foto Lucía Merle

-Se tiene la sensación de que sos un hombre en tránsito y, sin embargo, tenés tus lugares en el mundo, ¿no?

-Siempre. Cada vez que voy a un lugar por laburo prefiero estar en un departamento, porque justamente me gusta estar en “mi” casa. Me hago el té o la comida a la hora que tengo ganas, y en los hoteles no siempre se puede… Nuestros horarios son muy locos, no tenemos una vida normal, a veces empezamos a trabajar a las tres de la mañana (se ríe).

Por no ir a un hotel me pasan cosas insólitas. Por ejemplo, ahora me había llevado varios kilos de arroz yamaní a México (está filmando una serie) y ¡me los quitaron en el aeropuerto! Allá no se consigue y, aunque no soy ni vegetariano ni vegano, es mi base de alimentación porque hago macrobiótica hace muchos años, y si bien como de todo, es mi plato principal.

-¿Sos buen cocinero?

-¡Muy! Ojo al piojo. No quiero desafiar a nadie, pero me sale muy bien el arroz yamaní (risas) y la tortilla de papas. Me la enseñó a hacer una amiga argentina que está casada con un gallego y me sale como si estuviéramos en Galicia. También hago un flan de queso, receta de Norma, la mamá de mis hermanos y la segunda mujer de mi papá. Y en la pandemia me dediqué mucho al pan de masa madre y me salía rico, tanto que yo decía: “¡Bueno, si no tengo suerte me voy a poner un restó de tortilla de papas y pan de masa madre!”.




Leonardo Sbaraglia. Foto Lucía Merle

-Los pensamientos pandémicos.

-Sí, jajá. También abrí un canal de YouTube (Leonardo Sbaraglia) y me puse a leer en vivo casi todas las noches, por ejemplo leí un libro entero de César Aira (El mármol). Y la gente estaba súper agradecida.

-Algo que ya experimentas en la obra que hacés con el músico Fernando Tarrés.

-Sí. Lo que pasa es que con el grupo El Territorio estamos juntos desde el 2013. Arrancamos haciendo una cosa alrededor de Walsh (Rodolfo), después pasamos a El territorio del poder y ahora estamos intentando armar otro espectáculo, Pulso, que está todavía en veremos.

-Habías hecho antes un espectáculo de textos con tu hermano Pablo, que es músico, en 2018.

-Claro, Pablo había hecho un disco, El increíble magnetismo del Gran Hotel Glamour Shuffle, y fue una posibilidad de estar juntos en el escenario. Cada una de las canciones tiene una historia y me llamó para que yo actúe y relate entre comillas esas historias.

-En “El gerente” impacta otro Sbaraglia, un comediante en modo parodia.

-Sí. Es lo que menos hice, pero al mismo tiempo es una sátira honda.

-¿Por dónde andabas cuando te convocaron?

-Estaba rodando Asfixiados en Uruguay con Luciano Podcaminsky, una peli con Juli Díaz, Marco Caponi y Sol Hochbaum, que se estrena el año que viene. Y tenía una participación en otra en España para Netflix, una versión de Bird Box, la película que hizo Sandra Bullock. El protagonista es Mario Casas y yo hice un papel bastante interesante: un cura.

Su nuevo personaje




El Gerente, la película de Sbaraglia inspirada en una promo real de televisores Noblex.

Su personaje en El gerente es Álvaro, un hombre gris, responsable de marketing caído en desgracia, separado (su mujer es Cecilia Dopazo) y de relación distante con su hijo adolescente (Valentín Wein), que se ve obligado a despabilarse cuando el dueño de la empresa (Luis Luque) y la nueva gerente general (Carla Peterson) le cuestionan sus mediocres campañas de venta.

Y entonces él propone la loquísima promoción: “Si Argentina no clasifica a Rusia 2018, te devolvemos el valor del televisor que compraste durante la promo”. Increíble, pero real.

-En la película pareces otro: con algunos kilos demás y un look que te hace mayor.

-Engordé unos kilitos. Me dejé estar un poco, porque el personaje era un tipo vencido corporalmente. Y además con Wino (Ariel Winograd) nos encargamos de crear un cambio físico: me dejé los bigotes, me abrieron unas entradas acá (se toca la sien) y me alisaron el pelo.

-Es tu reencuentro con Cecilia Dopazo.

-¡Sí! Con Cecilia no trabajamos desde Caballos salvajes, hace casi 30 años.

-Es una de esas películas que dejan huellas. ¿Es la que te permitió elegir el camino que quisiste hacer?

-Sí. Antes fue Clave de sol y Tango feroz. Pero Caballos… fue mi primer protagónico en cine, ni más ni menos. Tuvo un éxito tremendo y ahora se va a re estrenar en una plataforma remasterizada.

-Hasta ahí pintabas como el galán que decidiste no ser.

-Sí, ¡claro! Todo apuntaba a eso. Tenía veinte años, habíamos terminado ya Clave de sol, estábamos haciendo Pájaros in the nait, que dirigía Ricardo (Darín), con Adrián Suar, Diego Torres, todos los galancitos, Roberto Antier, Pepe Monje y Cecilia Etchegaray. Pero al toque me ofrecieron trabajar en El Gordo y el Flaco con Juan Carlos Mesa y Gianni Lunadei.

Para esa misma época Canal 9 me ofreció un contrato de dos años en una telenovela, pero yo venía de hacer tres años de Clave de sol, era muy joven y necesitaba más tiempo libre como persona. Fueron de 12 a 15 horas por día desde el ’88 hasta el ’91, y en el verano nos íbamos a Mar de Plata, seguíamos grabando desde la playa y a la noche hacíamos teatro… ¡Era demencial!

También necesitaba recapitular, saber qué quería como actor. De hecho desde el ’89 hasta el ’96 me dediqué a crear una identidad teatral en el Payró, que es un espacio para mí importantísimo.

Memorioso




Leonardo Sbaraglia. Foto Lucía Merle

Leo enumera con memoria prodigiosa todas las obras que protagonizó en esos años: Huérfanos, Calderón, La oscuridad de la razón, En la soledad de los campos de algodón… Y en televisión recuerda El Gordo y el Flaco, Atreverse, Amores, Buena pata

-Es impresionante tu memoria.

-Yo me acuerdo de todo. ¿Cómo me voy a olvidar?

-Qué peligro en la vida acordarse de todo.

-No de todo, pero de trabajo, sí. Tuve el lujo de laburar con Alfredo (Alcón) bastante tiempo, con En la soledad de los campos de algodón, casi un año en cartel. Tanto él como Norma (Aleandro) querían que yo siguiera en teatro. Después me hice muy amigo de Norma en Cleopatra (la película que protagonizaron con Natalia Oreiro en 2003). Hasta que me fui a España…

-… y el cine te absorbió.

-Sí, pero ahora encontré cierto equilibrio. Me encanta el teatro pero nunca me llevé muy bien con el más comercial. No es ninguna crítica porque me encantaría que me vean miles de personas pero siento que disfruté mucho más en esos teatros de 120/130 butacas.

-Incluso con “El territorio del poder” lo que más te gusta además del off es que el año pasado recorriste el país.

-Sí, nos vamos de gira y la metemos y la hacemos cuando puedo. En cambio en el teatro comercial es más difícil porque prácticamente tenés que quedarte casi un año entero quieto. Ahora, por ejemplo, tengo 15 días en Buenos Aires y hacemos dos funciones.

-Te esperan quince días de súper acción porque el jueves se estrena “El gerente”.

-¡Re! Y además estoy empezando a ensayar otra película que filmo en noviembre. Puan dirigida por Benjamín Naishtat y María Alché, con Marcelo Subiotto de protagonista y yo hago un personaje de reparto.

Vacaciones merecidas




Leonardo Sbaraglia. Foto Lucía Merle

-Literalmente no parás.

-Sí, voy a parar en diciembre, tengo vacaciones.

-¿Ya sabés adónde y con quién?

-¡No! Me gustaría alguna playa. Y tampoco sé con quién. La prioridad es mi hija (Julia, 16 años); vamos a ver cuándo termina el cole.

-Julia está de viaje de estudios y me contabas antes que es una alumna excelente.

-Sí, re buena alumna, porque tanto la mamá (Guadalupe Marín) como yo somos apasionados con lo que hacemos y muy estudiosos, cada uno en su métier.

-¿Cuánto influyó en vos la profesión de tu mamá y la inquietud artística de Horacio, tu papá, que es médico y fotógrafo?

-En mi familia medio que somos todos artistas. Mi vieja (la actriz Roxana Randón), mi abuela Edevails, su mamá, era cantante de ópera. Y mi abuelo Luigi, su marido, si bien era maestro mayor de obras, escribía y dibujaba precioso.

Mi abuelo paterno, Luis, era cantor de tango, un visitador médico que cantaba hermoso. Empecé a cantar tango con él. Y mi abuela Margarita era una genia de la cocina, ¡una artista de las milanesas y los canelones! Las hacía de peceto y no sabés qué ricas le salían, así de chiquititas (hace el gesto).

Mi mamá tocaba el piano y le enseñó a Pablo. Mi hermano Javier es arquitecto, que tiene también algo creativo. Juan, diseñador gráfico, e Ignacio, periodista.

-¿Tocás algún instrumento?

-Estoy aprendiendo guitarra. Por ahora soy Maderaglia (el apodo que le pusieron cuando debutó en televisión) pero ¡ya van a ver, voy a salir bueno!

Estudio canto de toda la vida, no te digo que soy un gran cantante, pero soy un actor que canta. Estudio bel canto y en mi espectáculo hago un par de tangos: Nada, a veces Los mareados, otras Nostalgias.

-¿Por qué seguís eligiendo Buenos Aires y no quedarte en Madrid que sería tan atractivo en cuanto a lo laboral?

-Me podría haber quedado porque me iba muy bien. Pero hubo un momento bisagra cuando tuvimos que tomar la decisión de dónde se iba a criar nuestra hija, que nació en Madrid en el 2006. Y empezó el jardín en Buenos Aires, luego la primaria, después secundaria… En ese sentido los hijos te determinan el camino.

Soltero hace dos años

-Vamos a un terreno aún más personal…




Leonardo Sbaraglia. Foto Lucía Merle

-Últimamente me preguntan mucho… ¿Estás en pareja? ¿Estás soltero?…

-Porque sos Sbaraglia, y después de muchos años casado hace tiempo sos un misterio. Si fueras el señor de la esquina no le preguntaría por sus asuntos del corazón.

-Bueno, el corazón va asociado a la comida.

-Por eso gran candidato serías si… ¿estás solo?

-Estoy solo.

-Porque hace poco te sacaron una foto con la actriz brasileña Julia Konrad.

-Sí, pero vive en Brasil. No está acá. No es mi novia.

-¿Estás buscando o estás tranquilo?

-Si digo estoy buscando…. ¡estoy en el horno! O sea lo mejor es no buscar, a esta altura me parece que las cosas llegan cuando tienen que llegar. Como vos decís, estuve mucho tiempo casado, 20 años, después casi cuatro de novio. Hace dos y pico que estoy solo, o sea que no estoy en pareja, podríamos decir.

– ¿Es cierto que te anotaste en una aplicación de citas y te bajaron por supresión de identidad?

-No sé por qué me bajaron, pero ¡obvio que es cierto! Soy una persona normal y me gustaría decir: “Si estoy soltero, no tengo ningún compromiso con nadie… ¿por qué no puedo también decir?: “¿A ver quién me gusta?, ¿a ver a quién le gusto?” ¡Como lo que pasa a todo el mundo! Pero a veces no soy consciente de lo famoso que soy, me siento una persona normal, mi familia, mis amigos.

Castings en Estados Unidos

-¿Es verdad que no quisiste volver a trabajar en Hollywood después de hacer “Red Lights”, donde compartiste cartel con Robert De Niro en 2012?

-No, no es cierto. Hice un montón de castings y de audiciones para Estados Unidos. Si me ofrecen un lindo proyecto ¿por qué no lo voy a hacer?

Muchas veces me llaman y estoy filmando. Me pasó con El gerente: me llamaron para hacer el casting de una película y tenía que pasar tres páginas en inglés. No soy un tipo inglés parlante, no fui a un colegio bilingüe, pero zafo: “Hello! How are you? I’m talking to you”.

-¡Pero era una película con Angelina Jolie!

-Claro. No es que yo dije “no quiero trabajar con Angelina Jolie”. ¡Imaginate! ¡Me encanta! Estuve tres semanas tratando de aprenderme los textos… pero no podía dejar la película para hacer el casting, así que finalmente no pasó.

-¿Tenés alguna cábala para la premiere de este martes y el estreno en cines el jueves 20?

-Noooo. Tengo rituales para el teatro: llego mucho tiempo antes, caliento la voz, me gusta estirarme, hacer yoga en el escenario, prendo velitas… Pero al estreno de una película… en todo caso me llevo mi petaquita de whisky acá (se toca la pierna) ¡para brindar!

-No tenés tiempo de aburrirte y eso que algunos te ven como un tipo serio.

-Realmente lo era antes. Ahora estoy más suelto.

-Tal vez te sacaste los prejuicios que tenías cuando todos te veían pinta solo de galán.

-Es probable que me hiciera mucho el serio… No lo sé, pero yo soy lo que ves.

MFB

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