La jugada de Marvel para salirse siempre con la suya a la hora de hacer sus películas no es precisamente un secreto. Basta mirar el currículum de la mayoría de directores contratados para comprobar como la mayoría cuentan con experiencia en el cine indie más íntimo, y tienen habitualmente pocas películas en su haber. Así, es más fácil tener una posición de poder.

No siempre les sale, a veces la jugada trae un par de perros verdes que terminan dando resultados diferentes e interesantes, como es el caso de Taika Waititi y más recientemente Ryan Coogler. El director de ‘Black Panther‘ y su secuela ‘Black Panther: Wakanda Forever‘ tenía en su currículum sólo ‘Creed. La leyenda de Rocky‘ como experiencia en cine mainstream.

Y en ella, al igual que en sus marveladas, destacó por su manera de introducir humanismo y cuestiones políticas en películas que no suelen tener espacio para ello. Lo cuál conecta directamente con sus orígenes en el indie.

Una noche de esperanza, una noche de horror

Fruitvale Station‘ es su debut y su única película aparte de estos blockbusters mencionados. Se encuentra disponible para ver en Lionsgate+ (que desaparecerá del panorama el próximo mes de marzo), y resulta interesante para ver cómo alguna de sus claves temáticas y artísticas ya se encuentran presentes aquí, e incluso hay detalles de ‘Wakanda Forever’ directamente sacados de aquí. Es también oportunidad de ver uno de los mejores trabajos de un actor superlativo como Michael B. Jordan.

La película se basa en la historia real de Oscar Grant, un joven afroamericano de la zona de Oakland, California, en una extraña encrucijada vital. Debe proveer para su mujer y su hija, pero ha perdido recientemente su trabajo, lo que le pone en situación precaria que le lleva además a replantearse su vida hasta ese momento.

Todo se produce en la nochevieja de 2008, donde sale para pasar un buen rato con sus amigos, pero al verse envuelto en una pelea se aproximará a él la policía, que no sólo le detendrá sino que irá produciendo una situación peliaguda que irá escalando hasta alcanzar consecuencias terribles para él. Lo que empezaba como noche de punto de inflexión hacia una nueva vida se convierte en la película de año nuevo más aterradora.

‘Fruitvale Station’: momentos humanos entre la oscuridad

Coogler asegura que, incluso en sus blockbusters, trata de volcar experiencias personales y los conflictos emocionales y políticos que vive una persona negra como él en el mundo. Siendo además de Oakland, la historia de Grant se siente especialmente personal aunque no haya tenido él el enfrentamiento con la policía. Es por ello que su escalada resulta punzante, ya que va construyendo de manera urgente y rabiosa un relato de injusticia.

Sin embargo, en su torbellino emocional donde se puede apreciar cierta influencia de ‘Fish Tank’ de Andrea Arnold, hay también espacio para momentos humanos muy cuidados y hasta hermosos. No tanto por puramente bonitos, sino por cómo Coogler deja que respiren y vayan calando en el espectador para poder conectar del todo con los personajes. Es justo la clave, junto a cómo relata la experiencia de las minorías, lo que diferencia a sus blockbusters del resto de producciones actuales. Ciertamente no es la película que te anticipa a un autor haciendo películas de 200 millones de dólares, pero si es exquisita por sí misma.