Este año llegó con mucha actividad teatral. Estrené un montón de obras: Fútbol Mundo Estrella y Son gente, donde me desempeñé como dramaturgo y actor; Yo solo quiero actuar, donde estuve en el rol de dramaturgo y director; y Rudo, en la cual tuve a mi cargo casi toda la obra, ya que realicé la dramaturgia (cuento mi propia historia), la dirección y la actuación yo solo, porque es un unipersonal. Además monté un ciclo de Shows de Impro con mi grupo Improvisa2, con el cual actúo hace 20 años. Y reestrené también Los actores infelices, donde me desempeño como dramaturgo y director con el grupo Infelices.

La verdad es que la pandemia que atravesamos afectó muy fuertemente el área de la cultura. En el ámbito escénico, sobre todo del teatro independiente, ya había una situación complicada: muchos años de explotación y autoexplotación de los artistas independientes; y la pandemia vino a desnudar eso de manera violenta y muy cruel. Lo que intenté durante ese tiempo fue seguir adelante. Hice muchas funciones online de espectáculos que podían adaptarse a la pantalla y di clases de manera virtual. Dar clases online fue en principio necesario para la subsistencia económica, emocional y mental. Pero también fue un hallazgo que rescato mucho y que hoy continúo realizando por elección. Es muy fructífera la relación que se da entre les alumnes y yo. Y también la virtualidad tiene otras posibilidades: gente que vive en otro lugar que no es la Capital puede acceder de todos modos a los cursos. Eso es un aspecto positivo.

Hago teatro independiente porque me gusta y defiendo lo autogestivo, pero también siento que cada vez me cuesta más y hay momentos en que me agota. A veces quisiera ser empleado público, o atender una fotocopiadora y que mi mayor preocupación sea si hay que anillar o no un trabajo. El mundo exige resultados exitosos pero la plata nunca alcanza para producir una obra de teatro independiente. Cualquier ayuda del Estado siempre es bienvenida, pero es escasa, no alcanza. Es agotador llenar planillas y planillas de subsidios para recibir tan poco. Creo también que falta creatividad en los organismos vinculados a la cultura. No hay una búsqueda de producir algo nuevo. Siempre se va a lo mismo, a lo “seguro”. Sería importante empezar a crear posibilidades de cruces de proyectos que involucren a otres artistas y generen contenidos distintos. Además sería bueno crear una red cultural, una red teatral. Es importante unirse, más allá de las ayudas del Estado. Poder generar una red de artistas que pueda empezar a reflexionar sobre los modelos de producción actuales y pensar colectivamente otras posibilidades. Ojalá sea posible.

Por otro lado tengo la sensación de que las personas que van a ver teatro son siempre las mismas, falta generar público nuevo. Me obsesiona captar nuevas audiencias, pero con las redes sociales y las plataformas de series es difícil. Los espectáculos se multiplican y el público no alcanza. A la gran mayoría nos cuesta llenar las salas, estamos chequeando Alternativa Teatral a diario para ver cuántas reservas tenemos. Es duro.

La cultura es segura y hay que decirlo una y otra vez. El teatro volvió a la vida, aunque muchas salas no pudieron reabrir sus puertas tras la pandemia. Hay que seguir apoyando el teatro y en estos momentos más que nunca. Tenemos que aprender de los duros momentos de encierro y unirnos, ayudarnos entre nosotres. Nadie se salva solo, eso nos vino a enseñar la pandemia. Hay una frase que me gusta mucho y creo que un poco me define que dice “Los que resisten, persisten”. Creo que el teatro es justamente eso, un espacio de lucha que al espectador le entrega un lugar de esperanza. Me gusta eso que se construye en comunión entre el público y les artistas.

*Autor de Rudo, unipersonal biodrámatico. Actor en Son gente, Fútbol mundo Estrella, director y dramaturgo en Yo solo quiero actuar y parte del grupo Improvisa2.

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