Al hablar de interpretaciones y charlar con actores que han compartido escena, tarde o temprano suele aparecer el concepto de la química. Un término indudablemente abstracto que muchos profesionales vinculan a algo tan terrenal como el trabajo duro y la preparación previa al rodaje pero que, sin duda, puede llegar a inundar con un aura de misticismo las actuaciones en largometrajes que tienden a recordarse con especial admiración.
Por supuesto, la perspectiva de los directores sobre susodicha química no es unánime, pero James Cameron tiene claro que es algo muy real. El rey del blockbuster ha demostrado su existencia en numerosas ocasiones que van desde el mítico romance entre Jack y Rose en ‘Titanic’ hasta la sorprendente dinámica entre los personajes de Arnold Schwarzenegger y Jamie Lee Curtis en ‘Mentiras arriesgadas’, pero, para el bueno de James, existe una conexión más importante que la que se da entre actores.
Reacciones exógenas
En un especial de la revista Empire dedicado a su figura, Cameron ha explicado por qué valora mucho más la química entre actor y director.
«Los directores toman miles de decisiones al día, pero la más importante es si fichar o no a un actor, así que me tomo el proceso de casting muy en serio. Los actores me dicen que paso más tiempo con ellos en la primera lectura que en el resto de castings. Quiero llegar a conocerles, cómo piensan y cómo reaccionan a ideas que podría proponerles sobre la marcha. Digo, ‘Vamos a trabajar’, y lo hacemos durante media hora o una hora como si ya tuviesen el papel, y resolvemos juntos una escena. Así que, supongo que la respuesta a tu pregunta es ‘sí’, pero la química más importante es la que se da entre el director y el actor».
Esto no quiere decir que el responsable de ‘Avatar’ y su secuela descarte la magia que, en ocasiones, surge entre partenaires de rodaje, y no duda en comparar la de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en ‘Titanic’ con la de Zoe Saldaña y Sam Worthington en la exitosa ‘Avatar: El sentido del agua’.
«La química entre actores también es fundamental, especialmente en una historia de amor, y he tenido buena suerte con la química en el pasado. En ‘Titanic’ fiché a Kate [Winslet] primero y, generosamente, leyó con varios candidatos a interpretar a Jack. Ví lo emocionada que estuvo después de leer con Leo. Le vi convertirse en Jack delante de mis ojos milagrosamente durante unos minutos, como un unicornio atravesando un claro iluminado por la luz del sol —un vistazo breve pero inolvidable—; pero fue bueno tener ese vistazo validado por Kate.
Fue similar en ‘Avatar’. Zoe llegó primero, y leyó con Sam, quien había sido un firme candidato antes de tomar la decisión final. Cuando les vi juntos, la película pareció cobrar vida de repente. Después de ese momento, supe que todos los desafíos con los efectos visuales del mundo no podían impedir que contásemos una potente historia de amor».
Como veis, eso que conocemos como la magia del cine puede llegar a darse mucho antes de que las cámaras se pongan en marcha, necesitando únicamente un par de intérpretes y unas líneas de diálogo para materializarse.