Antes de ser actor, Ashton Kutcher era un delincuente. No es una exageración: intentó robar dinero del instituto, le pillaron y fue condenado a tres años de libertad condicional y 180 horas de servicios a la comunidad. De hecho, él mismo reconoce que no tiene ni idea de cómo puede ser que siga vivo después de las fiestas que se corría en la universidad. Bueno, pues a ese tarambana la vida le acabó sonriendo y empezó su carrera como modelo. Aunque lo de «la vida sonriendo» es un decir.
Modelo, pero no de conducta
Han pasado 25 años desde que Kutcher se metiera en el mundo de ser modelo y parece ser que nunca se ha sentido tan comprendido como al ver ‘El triángulo de la tristeza’, la portentosa (y muy malentendida) nueva cinta de Ruben Östlund. Y es que la película parece que ha clavado cien por cien la experiencia del actor por las pasarelas de París, Milán y Nueva York: un infierno. ¿Parodia? No del todo, según sus declaraciones a Esquire.
Si quieres ver una representación extraordinariamente precisa de lo que es ser un modelo masculino, mira los primeros diez minutos de ‘El triángulo de la tristeza. Recuerdo vivir esa escena. La representación es tan precisa que da miedo.
No olvidemos que la película, además de ganar en Cannes opta a la estatuílla de mejor guion original, mejor director y mejor película, aunque aquí se estrenará el 17 de febrero. Con esas credenciales debería ser un éxito de público, ¿verdad? Ya veréis: lo que pasó después os sorprenderá.