Por estas horas Carlos Belloso está -nos dirá- en estado de sorpresa. No se esperaba el mega éxito de División Palermo ni la popularidad de Dogo, su personaje. La serie -creada, escrita, protagonizada y dirigida por Santiago Korovsky– cuenta con un elenco notable, y él interpreta a un asesino despiadado pero sensible padeciente del desamor.

No es la primera vez que Belloso apela al juego de las diferencias en apariencia irreconciliables, ni encarna un rol perdurable en la memoria de las ficciones. Reconocido por ser un multifacético -en televisión, teatro o cine-, siempre asume roles donde lo gestual y lo físico tienen peso propio, más allá de la palabra.

Lo interesante es descubrir cómo todo lo que construye actoralmente tiene un por qué y ese por qué está a la vista. Apenas abre la puerta de su casa en Villa Crespo, lo primero que resalta es su remera. Lleva en el pecho a su ídolo, Lon Chaney, el gran actor del cine mudo, en su rol demencial de la película London After Midnight, y apodado “El hombre de las mil caras”. Igual que él.

En "División Palermo", la serie de Netflix, Carlos Belloso compone a un asesino que sufre por amor. Foto Luciano Thieberger


En «División Palermo», la serie de Netflix, Carlos Belloso compone a un asesino que sufre por amor. Foto Luciano Thieberger

Fenómeno inesperado

-¿Cómo vivís el fenómeno de División Palermo?

-Y raro, porque yo sabía que iba a funcionar bien, pero se dio realmente algo inesperado, porque se vio mucho no solamente acá, sino en muchas partes de habla hispana. Pero como yo no consulto las redes y parece que ahí se generó todo un movimiento, ni me di cuenta, me enteré recién cuando me empezaron a llamar mis compañeros, mis amigos y mi familia que la habían visto obviamente.

Pero hasta nosotros, los integrantes de la serie, nos asombramos de que pegue tanto. No sé si es la circunstancia, la coyuntura… Son raras las cosas que pasan a veces y la ficción siempre representa algo de la realidad.

Carlos Belloso, como Dogo, el asesino narco de "División Palermo".


Carlos Belloso, como Dogo, el asesino narco de «División Palermo».

-La serie es una parodia, pero habla de inclusión y se ríe de cosas que habitualmente darían pudor, por ejemplo, cuando le roban la silla de ruedas a Sofía (Pilar Gamboa).

-Por lo general, el tema de la inclusión no se habla abiertamente, por culpa y al mismo tiempo, para no meter la pata. Hay que tener respeto a todas las minorías y hablar para saber qué les hace falta o cómo quieren que las traten. Hay personas no videntes que te dicen: “Llámame ciego, porque el ‘no vidente’ me distancia”. Y uno pensaría que si le dice ciego entra dentro de un código que no es.

Esta comedia disparatada, negra, establece ese diálogo que necesitamos. En ese sentido la ficción cumple su cometido.

-Justo llega en un año electoral en donde todo se politiza, ¿es un llamado de atención también a las autoridades y a los responsables?

Multifacético. Carlos Belloso actúa, dirige, pinta y hace música. En "División Palermo", la rompe. Foto Luciano Thieberger


Multifacético. Carlos Belloso actúa, dirige, pinta y hace música. En «División Palermo», la rompe. Foto Luciano Thieberger

-Pone en tela de juicio un montón de cosas, no solamente a la policía o a la Guardia Urbana en especial. Por supuesto que en un momento político todo es tomado políticamente. Y esta serie no tiene muchos eufemismos, dice lo que tiene que decir y le pone voz a esos lugares que no tienen voz y me parece que desde el humor esa reflexión siempre va a ser muy efectiva.

El asesino que se hace querer

-Pese a que sos dúctil siempre se destacan tus roles de malvado y acá interpretás a un asesino narco, pero Dogo también tiene ese costado de comedia que lo hace querible.

-Yo hago todo. Comedia, drama, tragedia… porque me gusta actuar. Pero no quiero perder el timing de la comedia y acá se ve, porque si bien es un papel muy duro, tiene humor no de gestualidad, sino de circunstancias que atraviesa a mi personaje y que lo hace muy gracioso, a pesar suyo. Está atravesando una tragedia marital. Y si bien no es que uno empatiza con el asesino, sí lo hace con esa historia con su mujer.

-¿Por qué crees que sos atractivo para este tipo de papeles que siempre terminan siendo tan comentados?

-Creo que hay que distinguir. Yo no voy a buscar o no busco algún éxito inmediato en algo. Y obviamente que en toda mi trayectoria hice de malo, de bueno, de regular, de poético… Hice varios éxitos en comedia, como El Vasquito de Campeones o Quique en Sos mi vida

Tanto filmé películas con Lucrecia Martel (La niña santa) o con Sebastián Borensztein (La odisea de los giles) como películas de acción que me encantan o series de humor como División Palermo, que también me gustan.

Trato de obedecer a un buen director que me dirija y a un proyecto que tenga algo que decir. Y profesionalmente intento que mi espectro sea bastante amplio y ser un actor que pueda hacer tanto reír como llorar.

Carlos Belloso, en "División Palermo", disfrazado de fumigador para cometer un crimen. Foto Netflix


Carlos Belloso, en «División Palermo», disfrazado de fumigador para cometer un crimen. Foto Netflix

Aquí, allá y en todas partes

-Un todoterreno.

-Sí. Y al mismo tiempo me gusta la experimentación. En marzo estreno Masacre en la alfombra roja, una obra de Leo Damario, en Microteatro, que es un lugar que me gusta, con mi mujer Ile (lleana) Jaciw, María Eugenia Rigon y Gonzalo Barbadillo. El vestuario es de Pablo Ramírez y también estoy muy contento por eso.

En junio, el Cervantes me convocó para hacer Salvajada, la adaptación de Mauricio Kartun de un cuento de Horacio Quiroga, con dirección de Luis Rivera López.

Estoy dándole forma a un unipersonal que escribí y se llama El aparato, en el que me dirige Hernán “Curly” Jiménez, un músico increíble y un director impecable. En streaming tengo Puré Belloso. Y se tienen que estrenar varias cosas, por ejemplo, la segunda temporada de Iosi, el espía arrepentido.

Carlos Belloso, con Felipe, su muñeco. El actor de "División Palermo" dice dialogar con él. Foto Luciano Thieberger


Carlos Belloso, con Felipe, su muñeco. El actor de «División Palermo» dice dialogar con él. Foto Luciano Thieberger

-Tu mención al diseñador Pablo Ramírez revela que además sos fashionista.

-¡Sí! Soy admirador de Pablo y para mí es uno de los mejores.

-Me sorprendés, porque sos más de look urbano, como desatendido…

-Sí… o relajado, ¿no? Quiero estar cómodo y, al mismo tiempo, cuando hay que vestirse bien, me gusta hacerlo.

La tele lo hizo popular

-Empezaste de muy chico, pero la gente te descubre en la tele. Antes de El Vasquito fuiste el barrabrava bizco de RRDT, tu primer papel importante.

-Sí, pero yo hacía teatro desde muchísimo antes. Es más, pertenezco al under de Buenos Aires. En los ’80, después de la guerra de Malvinas, me aboqué pura y exclusivamente a actuar, y desembarqué en el Parakultural, que fue un poco mi gran escuela de actuación, aunque ya venía estudiando en la Escuela Municipal de Arte Dramático.

Haber estado en el Parakultural también fue una explosión, no popular pero sí de creatividad muy pocas veces vista. Y haber formado parte de su staff fue algo mágico que aún hoy me llena, por eso siempre experimento en mi taller (en el primer piso de su PH), donde ensayo las obras y pruebo con la luz, con la proyección, con distintas cosas.

Carlos Belloso, en "Divivión Palermo". Dogo, el asesino que compone, es uno de los atractivos de la serie de Netflix.


Carlos Belloso, en «Divivión Palermo». Dogo, el asesino que compone, es uno de los atractivos de la serie de Netflix.

-Dijiste como al pasar, que todo empezó después de la guerra de Malvinas porque estuviste en el Grupo de Artillería 11 en Río Gallegos.

-Sí. En el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur. Entré con 18 años y estuve un año y tres meses. O sea que también el Parakultural en ese sentido fue como un estallido para mí. Se venía de la dictadura y las posibilidades de probar cosas nuevas en un lugar creativo fue como despertar, fue la primavera alfonsinista también.

-Antes de ser actor incursionaste como músico, con una banda, Los Barbacandados.

-Sí, aún hoy hago música, mi hijo (Bruno, 28 años) es músico entonces nos pasamos algunas cosas. Pero es una forma más de expresión, como actor soy buen músico, ahora como músico soy muy buen actor.

La actuación junta el todo, hasta la pintura con la que gané un premio (el Nacional de Pintura con una obra del documento uruguayo de Carlos Gardel). Ahora para no perder la mano hago ilustraciones y en mi Instagram (@bellosoactor) se pueden ver muchos dibujos míos.

-¿Tocás algún instrumento?

-Compongo y canto en guitarra, toco algo en teclado, la percusión y los instrumentos me van también. En la comedia musical Aladín tuve que cantar, pero yo interpreto más que cantar virtuosamente, igual que con la guitarra. Me sirve para acompañarme y para componer ciertas cosas que después un arreglador se las arreglará para arreglar. (risas)

Carlos Belloso. Además de "División Palermo", el actor tiene proyectos de todo tipo. Foto Luciano Thieberger


Carlos Belloso. Además de «División Palermo», el actor tiene proyectos de todo tipo. Foto Luciano Thieberger

En Sos mi vida ¡le daba serenatas a Natalia Oreiro cantándole con la guitarra de Boca! O hacía covers. Y a veces componía para el programa, ahí me incentivaba Natalia y me decía: “Componé, tiene unos coros y acá un estribillo…”. Y componía con ella. Natalia es bárbara, es una música y cantante increíble, y a veces nos pasamos algunos temas.

El muñeco que dialoga

-En tu taller nos presentaste a Felipe, ¿cómo nació tu historia de ventrílocuo?

-Yo hice la vida de Lon Chaney, un actor que admiro muchísimo y en la película The Unholy Three él era ventrílocuo. Cuando hice Mundomudo (en 2009) mandé a hacer un muñeco que resultó ser Felipe y aunque yo no lo manejaba cuando terminó la obra me quedé con el muñeco. Y al tiempo empecé a dialogar realmente con él.

-¿Dónde aprendiste?

-Soy ventrílocuo, me relaciono con un muñeco, no aprendo nada, yo soy y Felipe es. Un día, Felipe me habló. Y es toda la explicación. Estábamos viendo Bendita -le mando un beso a Beto Casella- y cuando voy a cambiar el programa se da vuelta y me dice: “No lo cambies”. Y a partir de ahí dialogamos. El muñeco tiene entidad propia. Yo no lo hago hablar. Él habla.

Pero es otro recurso expresivo también. Yo curioseo en todos los recursos expresivos, hago música con cuchara, o puedo hacer teatro con una heladera, Felipe me habla… Yo necesito expresar lo que necesito expresar, es ese el camino para mí. Y soy actor porque hay un título que reúne todo, pero en realidad, también están en mí la pintura, la música, la escritura, la poesía, la dirección…

Dúo de malvados. Iar Said y Carlos Belloso, en "División Palermo". Foto Netflix


Dúo de malvados. Iar Said y Carlos Belloso, en «División Palermo». Foto Netflix

-El 5 de abril cumplís 60 años, ¿qué te deseás para esta etapa de tu vida?

-No festejo mis cumpleaños, porque no me gusta para nada cumplir años, porque cada vez es un año menos de vida y no me gusta acercarme a la muerte. Esta vida es maravillosa y si bien tengo noción de la finitud, no tengo noción de mi edad. No me digo: “Uy, en los 60 iba a llegar para tal cosa…”. Yo voy y avanzo y sigo avanzando.

Y tengo mucha suerte. Primero, una familia hermosa: mis dos hijos, Bruno y Romina, que tiene 26 años y es actriz; y mi mujer Ile, que me ayuda y la pasamos muy bien laburando juntos y tramando cosas. Mis dos gatas, Maléfica y Morticia; mi perro Gaucho; y mi trabajo que no paro. Entonces, no puedo pedir nada más a la vida. Estoy contento con todo lo que me tocó.

WD

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