Producida por Nat Geo, la serie que estrenó Star+ cuenta la vida de Miep Gies, quien se animó a esconder a los Frank, en plena Segunda Guerra Mundial.

Esto no es un spin off. Es una serie en sí misma. Pero, tranquilamente, podría leerse como el desprendimiento satelital de otro cuento. Aquí, en A Small Light, el personaje de Ana Frank -cuya dramática historia trascendió fronteras y generaciones- no es el principal. Y, sin embargo, esta ficción nos permite abordar su historia desde otro ángulo. Desde los ojos de Miep Gies. Y, más de una vez, los propios se llenan de lágrimas.

Esta producción de National Geographic llegó el 2 de mayo a Star+, con sus dos primeros episodios. Y va subiendo uno por semana hasta completar los 8 (entres los 50 minutos y una hora).

Sin ánimo de spoilear, la serie tiene un arranque arrasador, narrativamente hablando, luego decae en cierta repetición de clima de época y de situación, y vuelve a intensificar su relato: un crudo relato sobre la resistencia, el dolor, la muerte, la lealtad y el amor en todas sus formas.

Gran trabajo de composición de la británica Bel Powley como Miep Gies.


Gran trabajo de composición de la británica Bel Powley como Miep Gies.

De corte biográfico, pero con licencias de ficción que habilita a modificar algunos hechos menores o matices de los personajes, A Small Light no pierde rigurosidad en el camino de llevar a la pantalla las memorias de una mujer que pasó a la historia, entre otras cosas, por haber sido la que salvó y cuidó el diario de Ana Frank, escrito por la niña alemana en tiempos de supervivencia y oscuridad, en un escondite de Amsterdam.

Si bien cada vez que se habla -en la prensa, en la literatura, en las escuelas, en la vida- de sus textos se nombra a la gente que refugió a su familia, Miep no había tenido, hasta ahora, su protagónico ficcional. Y el equipo creativo de Nat Geo decidió honrar a la austríaca, instalada luego en Holanda, que murió el 11 de enero de 2010, a los 100 años.

Sin solemnidad, la serie hace equilibrio entre la biopic y el drama, mostrando la evolución de una joven que -de no conseguir trabajo- tenía como destino casarse con su hermano. Frente a ese mandato, se las ingenió para que alguien la contratara: y fue Otto Frank (interpretado por Liev Schreiber, el Ray Donovan de la serie homónima, irreconocible aquí), el papá de Ana, quien le dio su primera oportunidad en su emprendimiento de mermeladas.

Preparándolas no era muy buena, como secretaria suya sí. En el primer episodio, de un ritmo atrapante, se ve cómo se enriquece ese vínculo, regado por la gratitud, la solidaridad, la lealtad y la memoria.

De 1933, año en el que se conocen, se pasa, con calma y buenas dosis de información que van soltando las escenas -cortas y contundentes-, a la década del ’40, cuando el jefe le pide a su secretaria que lo ayude a refugiar a su familia, que está llegando desde Alemania, escapando del nazismo.

Miep Gies (de vestido verde), ayudando a Margot, la hermana de Ana Frank, a pasar por un puesto de control nazi.


Miep Gies (de vestido verde), ayudando a Margot, la hermana de Ana Frank, a pasar por un puesto de control nazi.

Más allá de que la historia sea conocida por muchos, esta prolija e híper producida ficción le corre el velo a una mujer que siempre apareció a cuento de los Frank. Y ahora, de cierta manera, se invierte el cartel.

Miep, magistralmente interpretada por la británica Bel Powley, toma la decisión de esconder y proteger a los Frank y a otras personas durante más de dos años, jugándosela. No lo hace sola, sino con su esposo, Jan (Joe Cole), quienes tienen en A Small Ligth (Una pequeña luz) todos los focos apuntando hacia ellos. Merecidamente.

Ficha

Calificación: Buena

Drama y biopic Protagonistas: Bel Powley y Liev Schreiber Creación: Tony Phelan y Joan Rater Dirección: Susanna Fogel Emisión: Ocho episodios (por ahora hay tres disponibles, luego uno por semana) en Star+.

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