¿Me he repuesto del combate entre Ifrit y Fénix? Ni muchísimo menos, pero Final Fantasy XVI no permite concesiones para que las emociones reposen; el tren de la epicidad no se detiene y toca dirigirme hacia la siguiente estación. Tras la desgracia familiar que ha azotado a Clive Rosfield, traición maternal incluida, uno pensaría que las siguientes horas serían más relajadas. Error.
Han pasado muchos años desde aquella noche aciaga en el Pórtico del Fénix, pero muchos giros de los acontecimientos han debido sucederse para que Jill haya sido atrapada por los miembros del ejército del Reino de Hierro. La muchacha se revela como la Dominante de Shiva y como soldado de élite del Sacro Imperio de Sanbreque hemos de darle caza. Como no puede ser de otra forma, Clive no puede perpetrar semejante crimen contra su amada.
Así pues, toca rebelarse contra los que eran nuestros compañeros para aniquilarlos y que llegue a nuestro rescate Cidolfus Telamon, Cid para los amigos, y el personaje que ha causado auténtico furor entre los jugadores de Final Fantasy XVI. Motivos hay muchos para elevarlo a los altares: bello cual estrello y tiene la voz de Ralph Ineson que parece que va a practicar el medievo con tus partes nobles y en realidad te sirve té caliente. Por si fuera poco, es tan buena persona que tiene su propio refugio en Tormenta central, en las ruinas de una antigua civilización, rodeado completamente por las tierras estigias.
Allí acoge a todos los Portadores que se encuentra y consigue que sea un lugar acogedor para los más desdichados de Valisthea. Todo ello son motivos para plantarle un beso en la boca, pero es que Naoki Yoshida no estuvo contento y le otorgó el eikon de Ramuh. Es decir, el tipo tiene poderes eléctricos colosales capaces de fulminar en un segundo a cualquier criatura, pero con un grave coste.
Él mismo es el primero en dar cuenta de que las transformaciones de los Dominantes no parecen ser demasiado convenientes. Tose sangre, sufre un desgaste enorme y demuestra que poseer estos poderes se termina convirtiendo en una maldición. Es un personaje mayor, ha participado en las artimañas de Waloed durante mucho tiempo, por lo que habrá que tenido que recurrir a su forma de anciano gigante más veces de las que le gustaría. ¿Tendrá consecuencias en el futuro su estado de salud? Yo digo sí.
La desdichada Benedikta
Por azares del destino, el Dominante del fuego al que le tiene tantas ganas de atravesar el pescuezo con su espada Clive está cerca de los dominios de Cid. Para encontrarlo es preciso acudir primero hasta Lostwing atravesando las profundidades de Frondavasta y es aquí donde vuelve el combate de Final Fantasy XVI. Insisto en mi postura del anterior texto y es que es rematadamente fácil superar las batallas de Valisthea. Y eso que lucho prácticamente solo.
Torgal ha vuelto a mi vida -Dios sabe qué ha sido de él en todo este tiempo- y su función es… ridícula. Apenas un par de botones para que muerda y de zarpazos, sin que prácticamente se note su efecto, al igual que el Cura que puede ejercer sobre Clive. Más productivo resulta Cid repartiendo estopa alrededor a todo bicho viviente, pero es que no hay forma de morir. No quiero ver la pantalla de Game Over, pero es que es exagerado que me haya pegado de bruces con Fafnir, el Cuervo Nocturno y, posteriormente, con Harman y les inflija unas soberanas palizas.
Los movimientos de los enemigos se telegrafían a kilómetros de distancia y lo único que dificulta detectarlos mejor es el festival de brillos y efectos que llenan la pantalla. Ojo, reitero lo que también mencioné con anterioridad; me encuentro muy cómodo con las herramientas a mi disposición, lo cual es francamente sorprendente para un jugador que no tiene una gran predilección por los hack & slash. Eso sí, quiero creer que en algún momento me lo pondrán más crudo.
Quizás no tanto como la vida de Benedikta, la cual es una joven desdichada, desorientada y que se aferra a cualquier persona que ofrezca poder y cariño. Su poder de seducción queda patente en los primeros minutos de juego en cuanto comienza a besarse con Hugo Kupka, pero es que también yace en la cama de Barnabás Tharmr, regente de Waloed y Dominante de Odín (¿nacería un súper eikon si…?). Portadora como buena usuaria de la magia, ella fue rescatada por Cid en su momento y en algún punto de su vida se corrompió.
¿Me da pena? Tanta como lo que me ha costado partirle los dientes en el bastión Norvent, lugar en el que la música de Final Fantasy XVI comienza a fluir con notas que se incrustan en el cerebelo. Esa una de las mejores señales de que el compositor Masayoshi Soken ha acertado en la tecla.
Cañonazos eikon
Absorber los poderes de Garuda es tan intrigante como beneficioso. No tengo ni pajolera idea de por qué Clive se va a convertir durante el resto del juego en una especie de Ben 10, pero me conviene intercambiar entre los poderes de Fénix y Garuda sin que haya cooldown compartido para las habilidades. La traducción es que puede repartir buenos sopapos en muy pocos segundos, por lo que los combates son todavía más cortos.
Y en un giro que no me vi venir, Benedikta regresa. Ha perdido sus poderes, aunque por algún tipo de conexión en su interior, consigue transformarse en Garuda para vengarse de Clive. Es aquí donde me sorprende la obra, ya que demuestra que no tiene ningún reparo en exprimir rápidamente a sus personajes. En la juventud de Clive ya lo vimos, pues el recorrido de ciertas personas era fugaz y todo me llevaba a pensar que Benedikta regresaría a Waloed, se encontraría con Hugo o que tendría algún porcentaje de argumento reservado para ella más adelante.
Ni mucho menos, pues hasta aquí ha llegado su trayectoria; Yoshida cree que no hace falta nada más. Al menos para cerrar este capítulo el equipo de Square Enix se remangó de lo lindo con los cañonazos que reparten Garuda e Ifrit, el cual queda confirmado que es el propio Clive. Aunque son batallas en cierta medida sobre raíles, con poco margen a la improvisación, la balanza de la victoria o la derrota sigue dependiendo de nosotros. Ese aspecto ayuda a que el festival de explosiones, puñetazos a lo Dragon Ball y una destrucción que no se recuerda desde la batalla contra Cell no se quede en una película de la que no podemos participar.
¿Por qué Clive no se transformó en Ifrit en todos estos años? Quién sabe ¿Por qué Joshua ha sobrevivido y se ha ocultado todos estos años? A mí no me preguntes. Todas esas respuestas espero obtenerlas en las próximas horas para un juego que sigue en la senda de conquistarme.
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