Llegar a ser un actor famoso no es un camino de rosas y (casi) todos los actores de Hollywood han tenido que pasarlas canutas antes de aspirar a contratos millonarios. Sin ir más lejos, Jason Priestley y Brad Pitt fueron compañeros de piso y les pasó de todo.

Café, cigarrillos y biblias

Jason Priestley es una de esas estrellas que brillaron con fuerza en los 90, gracias a la serie ‘Sensación de vivir’. Antes de ser ídolo adolescente, el actor volvió un día a su piso de North Hollywood y se encontró a un joven y desempleado Brad Pitt durmiendo en su sofá.

A partir de entonces, ambos se hicieron muy amigos y se convirtieron en compañeros de piso, mientras iban buscando oportunidades como actor y sobrevivían como podían:

Vivíamos a base de ramen, cerveza de marca blanca (esa que venía en latas  con etiquetas donde ponía: «CERVEZA») y cigarrillos Marlboro light. No teníamos un duro.

Una época en la que Pitt salía en secreto con la actriz Geena Davis, que se negaba a visitar su piso compartido, y en la que competían para ver quién aguantaba más tiempo sin ducharse:

Para divertirnos, hacíamos competiciones para ver quién quién podía aguantar más sin ducharse ni afeitarse. Brad siempre ganaba. Ir a una audición implicaba limpiarse y es lo que solía acabar con la racha.

Además, Priestley recuerda aquella Navidad en la que hicieron una fiesta y Pitt les regaló biblias a todos, ya que volvía de visitar a su familia en Misuri: «Eran muy monas, yo todavía tengo la mía en la estantería».

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