Debéis saber que God of War y Gears of War no tienen el monopolio de la violencia más salvaje y gore. Existe un joya infravaloradísima que puede mirar de tú a tú a estas dos grandes franquicias con tan solo un videojuego disponible. Fue lanzado el 22 de noviembre de 2013 para Xbox One (2014 en PC) y en unos pocos meses cumplirá 10 años. Su nombre es Ryse: Son of Rome.
No quiero caeros mal ni que cerréis la publicación porque os doy tirria, pero pobres aquellas personas que no han tenido el placer de disfrutar de esta entrega de Crytek, responsables de la saga Crysis y Hunt: Showdown. En mi caso, lo jugué unos más años más tarde en mi antiguo PCPatata y he acumulado dos-tres partidas desde que lo añadí a mi biblioteca de Steam.
Hace unos días, mientras instalaba The Isle para jugar con unos amigos, me tropecé de nuevo con Ryse: Son of Rome. Busqué un vídeo de todas sus ejecuciones para matar el tiempo hasta que terminase la instalación. Entonces fue cuando caí que este año cumple una década y pensé que era el momento de rejugarlo en mi actual PC, que es una auténtica central nuclear. Es mi orgullo y satisfacción.
NOTA: esta publicación NO tiene SPOILERS de la historia de Ryse: Son of Rome, aunque SÍ hay descripciones e imágenes de sus escenarios
Ryse: Son of Rome, una salvajada muy adelantada a su tiempo
No es necesario echar varias horas para darse cuenta de que Ryse: Son of Rome estaba muy adelantado a su tiempo en el apartado visual. Es cierto que no puede compararse con algunos de los juegos más potentes de PS5, Xbox Series X/S y PC, pero creedme cuando os digo que ha envejecido muy bien y que en su momento fue una absoluta demencia.
La aventura de Marius Titus, un general de las legiones de Roma, no se anda con chorradas y comienza directamente en un asedio a una ciudad romana por parte de los bárbaros. La batalla luce increíble y la ambientación no puede estar mejor conseguida, pero el combate lo que hace que a muchos jugadores se nos desencaje la mandíbula.
Su sistema de combate se basa en el bloqueo con el escudo pretoriano y en realizar combos con la espada Gladius. Podemos esquivar, romper la defensa y realizar unas ejecuciones que se encuentran entre las mejores que he visto en la historia de los videojuegos. Hablamos de una variedad que los vídeos recopilatorios de ejecuciones tienen duraciones de 8 a 12 minutos.
Y las ejecuciones no se realizan solas tras activarlas como en Watch Dogs: Legion, Assassin’s Creed Valhalla o Saints Row. Ryse: Son of Rome sigue el sistema de ejecuciones de God of War con quick time events y le da una vuelta de tuerca para que luzca mejor: los cuerpos de los enemigos se pintan del color de los botones del mando de Xbox y tenemos que pulsar correctamente varias veces para realizar la ejecución con éxito. ¡Pero hay más! Puedes agrupar a varios enemigos (3-4) que estén listos para realizar una ejecución y activar una ejecución grupal única.
La defensa de la ciudad romana es una bienvenida épica, pero nada que ver con lo que nos espera en la siguiente misión: un asedio a una fortaleza que comienza con un desembargo y que incluye dirigir a nuestras legiones en formación tortuga. Debemos ordenar cuándo avanzar, lanzar las lanzas y cubrirse con los escudos. Aquí es donde Ryse: Son of Rome demuestra que estaba adelantado a su época.
La mecánica de la formación tortuga se repite en varias ocasiones a lo largo de la aventura, aunque me atrevería a decir que no vuelve a ser tan épico como cuando la usamos en la playa para avanzar en el asedio de la fortaleza. Crytek pudo haber abusado mucho más, pero creo que supo dónde meter estos momentos.
Tras Roma y la fortaleza en la playa, pasamos a los espesos bosques de York en una de las muchísimas batallas que el Imperio Romano llevó a cabo para conquistar territorio. Aquí se empiezan a introducir ciertos elementos místicos y religiosos, aunque por suerte raras veces toman tanta importancia como en God of War, por ejemplo. Ryse: Son of Rome siempre se queda más cercano a lo que podríamos considerar como real dentro de la ficción.
Superada la escaramuza en York, que nos lleva a pelear en un acueducto en construcción, la historia nos empieza a revelar la cara no tan honorable y sí más corrupta de Roma. Tras muchas dudas, decisiones poco inteligentes de los altos mandos y una instigación a los bárbaros por encima de nuestras posibilidades, las legiones romanas pierden la batalla durante un asalto y nosotros quedamos abandonados a nuestra suerte.
Sin entrar en spoilers, basta decir que se cuece una traición y que la paciencia de Marius Titus se va a tomar por saco al mismo tiempo que su rango de general. Pasamos a ser un fantasma vengador, temido tanto por bárbaros como por las legiones romanas. Basta decir que nos encontramos en la época de Nerón, así que hablar de traiciones y de corrupción ni siquiera puede considerarse un dato revelador.
Nuestro regreso a Roma como un vengador tiene un tono amargo, pues lo hacemos como un antiguo héroe odiado por su patria. A pesar de estas circunstancias y del estado de la ciudad, el apartado visual de Ryse: Son of Rome alcanza su zenit. Ni Assassin’s Creed ha logrado mostrar una roma tan hermosa. Y sí, el Coliseo es algo más que un monumento en esta aventura. No diré más.
Soy consciente de que Ryse: Son of Rome no es perfecto: puede ser repetitivo para algunas personas y su combate puede sentirse un poco rígido (tiene 10 años, recordemos). Más allá de eso, todo son buenas noticias: la historia mola mucho, el apartado visual es una demencia absoluta (incluso a día de hoy) y el combate es lo más macarra que os vais a echar a la cara. ¡Y la historia tiene una duración de 6 horitas!
A estas alturas, no os extrañará que os recomiende encarecidamente que lo añadáis a vuestra biblioteca, ya sea en Steam o en vuestras consolas Xbox. Y si no queréis comprarlo, sabed que está incluido en el servicio Game Pass. En otras palabras: no tenéis excusa para no darle una oportunidad a esta joya infravaloradisima. Lo he pasado muy bien rejugándolo y es una pena que los usuarios de PSN no puedan disfrutar de él.
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