Tiene 19 años, es el mayor de cuatro hermanos, juega al fútbol con el 2 (a veces con el 6) en la espalda -en cancha de 8 o 9 jugadores-, entró al programa con el 85 por ciento de respuestas correctas y este lunes acaba de batir el récord de Los 8 escalones del millón (a las 21.30, por El Trece): Santiago Simari se convirtió en el primer participante en ganar 15 millones de pesos.

Y va por más. Este martes, el chico que vive con sus padres en San Cristóbal y que quiere ser Presidente de la Nación competirá en el programa de Guido Kaczka para estirar esa suma a 18 millones.

Más allá de lo que suceda en su sexta ronda (de ganarla, batiría otro récord en cantidad de presentaciones), los 15 millones ya son suyos. Y tienen destino.

Para su quinta presentación en TV, Santiago se llevó 29 amigos por si ganaba. Y ganó.


Para su quinta presentación en TV, Santiago se llevó 29 amigos por si ganaba. Y ganó.

Pero no sólo de números está hecho su camino. Ni el de la vida, ni el de la tele, en el que este lunes se impuso a Viviana, con siete respuestas contra seis.

Con la gigantografía del cheque en sus manos, y casi 30 amigos saltando al lado suyo para celebrar la gloria, Santiago no puede creer haber llegado tan lejos. Jura que no estaba en sus planes: “Te soy sincero, me tenía mucha fe para el primer día. Me veía ganando los tres millones, pero no imaginaba esto ni loco. Estoy muy feliz, voy a poder ayudar a mis viejos”.

Detrás del muchacho educado, de sonrisa genuina y dueño de un simpático tic que lo hace jugar con los pulgares cuando está algo nervioso, asoma una interesante historia de vida, que generosamente le abre a Clarín.

Con la confianza que le daba acertar desde su casa casi todas las respuestas a las preguntas que Guido les hacía a los participantes decidió anotarse “porque tengo nociones básicas de cultura general. Quise probarme y acá estoy, contento, sorprendido, agradecido y con la tranquilidad de saber que voy a poder colaborar en casa”.

La familia unida

Santiago abre el álbum familiar para Clarín. Los seis integrantes junto al mar.


Santiago abre el álbum familiar para Clarín. Los seis integrantes junto al mar.

Estudiante de ciencias políticas en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, cuenta que “gran parte de lo que gané es para mis papás. Ellos son gastronómicos, tienen un bar en el Centro, en Defensa e Hipólito Yrigoyen, que con la pandemia tuvo una baja importante y se sintieron las restricciones económicas. Además en ese tiempo se agrandó la familia”.

Habla del nacimiento de su hermanita Olivia, que ahora tiene 2 años y que se sumó a Catalina, de 7, a Valentino, 15, y a él, de 19, aunque tanto en la tele como del otro lado de la línea se lo percibe un adulto de largo recorrido.

Imposible medirlo, pero no estaríamos errados si dijéramos que es uno de los participantes del ciclo más educados y demostrativos. Siempre un gracias a tiro, un apretón de manos, un abrazo, un guiño, un algo.

La familia en el bar de los Simari, en el Centro, donde el papá atiende y la mamá cocina.


La familia en el bar de los Simari, en el Centro, donde el papá atiende y la mamá cocina.

De esos 15 millones que acaba de ganar, un pedacito “irá al emprendimiento que queremos hacer con mis amigos: reabrir un quiosco que estaba cerquita del colegio en el que hice la primaria (Euskal Echea), en Sarandí y Chile”.

El proyecto, con aroma a cooperativa, tiene algo de negocio y mucho de rescate emotivo, se intuye: “Queremos que sea nuestro, ponerlo en marcha para el disfrute de otros chicos”.

La secundaria la cursó en el Nacional Buenos Aires, donde empezó a sacarle punta a su alma de líder, más desde lo social y educativo que desde lo político: “Nunca milité en el colegio, pero, en el último año, si había que negociar algo con algún docente iba yo. Me gusta gestionar, acordar, resolver”.

La banda de Santiago: sus amigos coparon el estudio cuando este lunes ganó la final.


La banda de Santiago: sus amigos coparon el estudio cuando este lunes ganó la final.

En cada una de sus presentaciones en Los 8 escalones, Guido enfatizó en su deseo de ser presidente, que «es algo que siento desde chico. Ojalá pueda lograrlo, formándome en todo lo que sea necesario. Pero, en realidad, a lo que aspiro es a poder representar a la gente para que todos podamos vivir mejor”.

Y de eso, en parte, consta su trabajo en la Procuración Penitenciaria de la Nación, donde se ocupa “de que se cumplan los derechos humanos básicos en las cárceles”.

Defensor afuera y adentro de la cancha

Juega de defensor, de central: a veces 2, otras de 6. Dice que tiene un "juego elegante".


Juega de defensor, de central: a veces 2, otras de 6. Dice que tiene un «juego elegante».

Cuando no trabaja ni estudia, se junta con los amigos, juega a la pelota como central, en la defensa. Hincha de River Plate, lo más cerca que estuvo de Martín Demichelis, DT del Millonario, fue en las instancias finales del programa, donde su esposa, Evangelina Anderson, formó parte del jurado: igual, confiesa que “sus preguntas sobre posturas de yoga fueron un poco bravas para mí”.

De los ocho escalones que tantas veces transitó estos últimos días, “el que más me costó fue el de la Real Academia Española (RAE), porque tenés que saber la palabra precisa de una definición… No hay opciones ni podés leer el enunciado”. Fue en una de las esas preguntas en las que más transpiró antes de acertar con la definición de “versículo”. Apenas la dijo, hasta Carmen Barbieri, primera en el tribunal de famosos, respiró aliviada porque se lo veía sufrir buscando en algún dobladillo de su memoria.

“La primaria la hice en una escuela católica… Yo la sabía, pero no la encontraba, hasta que apareció y la dije con cierto temor”, recuerda el hijo de Silvina, la mujer que cocina en el bar Jacques. Entre las especialidades gastronómicas de su madre destaca “el guiso de lentejas y las empanadas de verdura con salsa blanca”.

Chico agradecido, comparte que “ahora por la calle me reconocen y me saludan. Me gusta, está muy bueno el acercamiento con la gente”. Tiene 19 años, 15 millones de pesos y una estructura de valores sólida. Este martes vuelve por los 18 millones, y en cualquier momento pone primera para cumplir el sueño de presidir, no como pretensión, sino como misión.

A pocas cuadras de la Casa de Gobierno lo esperarán, seguramente, las empanadas de mamá, en ese boliche familiar que gracias a Santiago ahora tendrá un envión. Que no será otra cosa más que dar, después de haber recibido. No es sólo plata. Es gratitud.

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