El Centro Cultural Coreano es uno de los secretos mejor guardados de la Ciudad de Buenos Aires. Inaugurado en 2018, cerrado durante 2020 por la pandemia, está ubicado en Maipú 972 en el Palacio Bencich (uno de los tantos Bencich distribuidos por territorio porteño), en este caso el que oficiaba de vivienda, en la misma cuadra y a poquísimos pasos de donde vivió Jorge Luis Borges con su mamá, en Maipú 994, frente a la Plaza San Martín.

No es una manera de decir que es un palacio: realmente es un palacio. Si además está restaurado y puesto a nuevo para su visita con entrada gratuita, el lugar se convierte en uno de los grandes e impactantes atractivos de Buenos Aires. Una joyita en pleno centro porteño.

Palacio adentro, escalinatas de mármol mediante, se dictan cursos de coreano (gratis y con tal demanda que deben sortearse los cupos) o de cocina (la mismísima Claudia Villafañe pisó la cocina de este lugar), y también se hacen exposiciones. Entre las muestras permanentes se ofrece un recorrido por el estilo de vida coreano, su cocina, vestimenta, hábitos, hogar y hasta hay una explicación sobre el alfabeto y sonidos de ese lejano país ubicado a 19 mil kilómetros del nuestro.

La ilustradora coreana Baek Heena. Cortesía Baek Heena.


La ilustradora coreana Baek Heena. Cortesía Baek Heena.

Entre las muestras temporarias, por estos días puede verse la bellísima El mundo fantástico de Baek Heena, sobre dos libros de esta ilustradora y autora coreana de libros para niños, referente mundial de literatura infantil y la más reconocida de Corea del Sur.

¿Quién es Baek Heena, qué escribe, qué hace, qué ilustra? ¿Cómo es su mirada del mundo de los más chicos que la hicieron ganadora en 2020 del Premio Astrid Lindgren, conocido informalmente como el “Nobel de Literatura Infantil”?

Un video al inicio del recorrido despeja algunas dudas. Nacida en Seúl, Corea del Sur, en diciembre de 1971, Baek Heena tiene marido, un hijo, una hija y un perro. Creció en “una familia alegre, feliz”, un papá que tocaba la guitarra, una mamá, dos hermanos mayores. Se describe como “muy poco extrovertida” lo que la ha llevado a ser, en muchas ocasiones, malinterpretada por no ser “tan sociable”: “No encajaba en el molde preestablecido”, cuenta.

Portada del libro "El hada del agua", de Baek Heena. Cortesía Baek Heena.


Portada del libro «El hada del agua», de Baek Heena. Cortesía Baek Heena.

Eso la llevo a buscar “salidas creativas”, a jugar y trabajar sola. “Mi mamá decía que me la pasaba dibujando todo el tiempo”, confiesa en la entrevista, pelo corto y tacita amarilla en la mano. Aquí aparece el germen de aquello en lo que se convertiría años más tarde: una brillante ilustradora, creadora de mundos visuales fantásticos con cierto anclaje en la realidad. Reconocida luego con numerosos premios internacionales.

Estudió Educación Tecnológica en la Universidad de Mujeres de Ewha y tras graduarse viajó a Estados Unidos a estudiar Animación en la Escuela de Artes de California. Aquí radica su otro gran secreto: sus producciones visuales son innovadoras, cobran vida precisamente a través de un proceso artesanal inspirado en técnicas de animación, que les da un estilo escénico y cinematográfico único. Se hizo conocida en 2005 al ser destacada como «autora del año» por su libro Pan de nube, en la Feria Internacional del Libro Infantil de Bolonia, en Italia.

La actual exhibición expone en sus paredes las páginas con traducción al español de las dos principales obras de Baek Heena, Caramelos mágicos y El hada del agua. Las historias se pueden leer y observar de forma lineal y completa. Los libros, con relatos mayormente de desarraigo y soledad, son majestuosos artefactos estéticos.

Muestra "El mundo fantástico de Baek Heena", en el Centro Cultural Coreano. Cortesía Baek Heena.


Muestra «El mundo fantástico de Baek Heena», en el Centro Cultural Coreano. Cortesía Baek Heena.

“Las historias –considera Baek Heena– para tener un pasar más dulce”. Será por eso que Caramelos mágicos (2017) cuenta la historia del niño Dung-Dung, quien después de comer unas canicas-caramelos muy especiales comienza a escuchar voces que antes no podía oír.

Escucha lo que le dice el sillón, el perro o el corazón de su papá cuando lo abraza: “Te quiero, te quiero, te quiero”. Pura ternura. Caramelos mágicos fue seleccionado y recomendado en la lista de honor IBBY (la Organización Internacional para el Libro Juvenil) en 2018 y representada como musical en Corea del Sur.

Baek Heena en acción. Cortesía Baek Heena.


Baek Heena en acción. Cortesía Baek Heena.

El hada del agua (2012), en tanto, presenta a Dokyi, una nena llevada a regañadientes por su madre a una pileta de un spa coreano. Allí conoce a una anciana desnuda, una diosa del agua, con quien se divierte y aprende cosas.

La nena le ofrece un yogur y el hada lo come feliz. Como no quiere salir del agua, se resfría. ¿Y quién será el hada que podrá bajarle la fiebre? No es un hada al estilo Campanita, un hada tradicional, sino una señora mayor, hay un cruce de generaciones: una niña y una anciana jugando y riendo.

Los dos cuentos mezclan realidad y fantasía, lo usual y lo excepcional. Al atractivo de la historia, de la letra escrita (o de los caracteres coreanos, deberíamos decir) se suman las ilustraciones –principales vectores del relato–, que ella misma construye con arcilla y papel, los viste, los dota de gestos, arma las maquetas, los ubica y luego saca un sinfín de fotografías (al modo de una película animada).

Muchos escenarios suceden en la casa de muñecas que construyó cuando era niña. El resultado es justamente una serie de ilustraciones animadas que, aunque plasmadas en un plano bidimensional, parecen tridimensionales.

“Esta exposición, que se compone por libros, cuadros y videos, es una gran oportunidad para que la familia entera se acerque. Los niños se van a divertir con los relatos y a compenetrar con las moralejas de cada historia, mientras que los adultos van a poder apreciar un arte muy refinado en el estilo de Baek Heena”, expresó Bowha Han, directora del Centro Cultural Coreano.

Baek Heena adora los perros, los considera ángeles enviados del cielo. Dice que la ayudaron en momentos difíciles de su vida. Y que el Astrid Lindgren le llegó en un momento de crisis y depresión en que estaba incluso considerando dejar la ilustración. “Fue como encontrar una deidad, un renacer, un volver a la vida”, aseguró. Entre sus títulos en español, editados por Kókinos y distribuidos por Calibroscopio, se encuentran además de los dos exhibidos Helado de luna (2014), La extraña mamá (2016) y Una visita muy rara (2018).

“Para crear, intento mantener la energía de un niño que quiere jugar”, ha confesado la autora al tiempo que ha manifestado dejar de lado el mundo infantil que ella vivió porque no es el mundo infantil de los niños de la actualidad: “Pienso en la Seúl contemporánea para dar contexto a mis historias”. Cuando le dieron el Astrid Lindgren dijo que no suele pensar en hacer un “libro de arte” sino en contar una buena historia: “Los niños tienen derecho a grandes historias”.

Ficha

El mundo fantástico de Baek Heena
Dónde: Centro Cultural Coreano, Maipú 972.
Cuándo: lunes a viernes, de 9 a 17.
Entrada: gratis.

PC

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