Lo mejor que se puede decir de ‘Vestidas de azul’ es su importancia en cuanto al contar la historia de un grupo de mujeres transexuales, las que protagonizaron el documental de los años 80, en una época nada fácil. También por la oportunidad que se da a actrices del colectivo. Sin embargo, esta suerte de continuación de ‘Veneno’ que estrena este domingo Atresplayer es una completa decepción.
Algo que ya se olía con Javier Ambrossi y Javier Calvo (que acaban de firmar ‘La Mesías‘) poniéndose al margen de las labores creativas y asumiendo el rol de guion Valeria Vegas, la autora tanto del libro en el que se basaba el biopic de Cristina como de la obra de la que parte esta nueva serie. Junto a ella, Susana López Rubio y Javier Holgado, entre otros. Todo un cambio detrás de las cámaras que no le ha venido nada bien.
No es que sea decepcionante porque ‘Veneno’ es excepcional y era muy difícil llegar a su altura, no. Es un problema general de calidad, que navega entre lo mediocre, lo descuidado y lo directamente malo. Algo que puede ser debido en parte por culpa de cómo se ha planteado la serie.
Sin saber qué contar
Un factor importante es que el guion comete el error de poner en el centro la historia de Valeria (Lola Rodríguez) en lugar de la de las protagonistas del documental. Ojo, no es que no cuenten la historia de ellas, es que no se las desarrolla y son casi como «cuentos» que acompañan a una suerte de «making of» del ensayo, en el que vemos cómo la escritora se da de bruces ante la falta de información.
Cierto es que Valeria ya tenía mucho peso en el biopic de la Veneno, pero entonces los Javis equilibraron bastante bien la historia de ambos personajes, la crónica de transición por parte de la joven periodista resonaba en la crónica de Cris y sus compañeras transexuales.
Aquí no existe tanto este equilibrio, por lo menos en sus primeros episodios, lo que causa una dilución y el hecho de que ‘Vestidas de azul’ sea una oportunidad desaprovechada. La serie no hace que nos interesemos por estas mujeres transexuales por culpa de tramas algo planas y, por qué no decirlo, bastante predecibles.
Tampoco la serie atina en el apartado interpretativo, dejando mucho que desear en este aspecto incluso con los que repiten de una serie a otra (bueno, Paca es mucha Paca). Esto apunta no solo a un fallo en la dirección de actrices sino también, aunque en menor medida, del casting en sí (aunque hay alguna que otra elección para papeles menores bastante cuestionable). Esto se une, para más inri, a unos diálogos blandos.
Si bien los temas que asoman la patita en el metraje de ‘Vestidas de azul’ pueden ser interesantes, al quedarse en la superficie hay una bidimensionalidad perjudicial a la hora de retratar la vida de estas transexuales. No es tanto el tema de que sus vidas sean o no interesantes, es cuestión de que estén narradas de forma perezosa lo que hace que, en definitiva, no funcione.
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