“No puedo envejecer, porque debo realizar muchas cosas importantes». Esta frase resuena con fuerza y emoción en la exposición Filantropía. Benito Quinquela Martín como transformador social, inaugurada en El Obrador Centro Creativo, al sumergirse en todos los proyectos que concretó. Porque Quinquela no sólo fue un incansable pintor del puerto, las fábricas, los trabajadores, la vida social del barrio porteño de La Boca, sino que su espíritu y compromiso lo llevaron a desarrollar una tarea filantrópica excepcional, aún vigente en toda su magnitud.
Con lo que obtenía por las ventas de sus obras llevó adelante un conjunto de emprendimientos. En un período corto, su producción plástica logró trayectoria internacional con exposiciones en Italia, Inglaterra, España y Estados Unidos, entre otros lugares, y gran popularidad. En 1933 realizó la primera donación al Estado: La Escuela-Museo. Le siguió el Lactario Municipal (1944), hoy Jardín Maternal; la Escuela de Artes Gráficas (1947); el Instituto Odontológico (1959); el Teatro de la Ribera (1966) y la puesta en valor de la calle Caminito. Instituciones que pensó y cuyos terrenos y proyectos donó al Estado Nacional para esa zona geográfica portuaria caracterizada por la inmigración, con las luces y sombras de la modernidad sustentada en la idea de progreso. Todas continúan con su aporte hasta el presente.
Es la primera vez que una exposición pone de relieve esta faceta de Quinquela con la investigación y curaduría de Gabriela Vicente Irrazábal, que en el texto curatorial expresa: “La prensa de la época le dedica páginas de halagos y varios coinciden en definir a Quinquela como filántropo, término que se reitera y que encierra en sí mismo el objetivo primordial de Benito: procurar el bien de las personas de manera desinteresada.”
El artista había nacido en 1890, fue abandonado en un orfanato y adoptado a los siete años por un matrimonio humilde de italianos residentes en La Boca. Hasta los 20 años trabajó en la carbonería de su padre haciendo tareas de carga y repartición. Fue con carbón que comenzó a dibujar de manera autodidacta y luego aprendió a usar el óleo con su maestro, Alfredo Lazzari.
El material de archivo guía el recorrido de la muestra –fotografías, cartas, maquetas, dibujos, artículos periodísticos, manuscritos, registros fílmicos– acompañado de un conjunto de grabados, óleos, cerámicas, dibujos y carbonillas. Las citas con la palabra del artista funcionan como mojones de reflexión, que dan cuenta de la dimensión del pensamiento de Quinquela y de su mirada sobre pasado, presente y futuro. “Cuanto hice y cuanto conseguí, a mi barrio se lo debo. De ahí el impulso irrefrenable que inspiró mis fundaciones. Por eso mis donaciones no las considero tales, sino como devoluciones. Le devolví a mi barrio buena parte de lo que él me hizo ganar con el arte.”
La muestra está organizada en colaboración con la Fundación Industrias Culturales Argentinas, dirigida por Walter Santoro, quien acercó el proyecto a El Obrador y aportó su colección. También participaron el Museo Benito Quinquela Martín, el Museo de Arte Tigre, la Fundación ARTHAUS y la Colección Mose.
Belleza y educación
La Escuela-Museo fue el primer proyecto que donó. En un capítulo noticioso de Sucesos Argentinos encontramos la voz del artista contando que trajo la idea de esta clase de institución educativa a la Argentina al descubrirla en otras partes del mundo. En esa oportunidad, Quinquela expresaba la importancia de “que la belleza empezara por la escuela primaria”. Una fotografía del 19 de julio de 1936 muestra la inauguración de la Escuela primaria Pedro de Mendoza frente a una multitud. “Cada inauguración era una fiesta”, comentó Vicente Irrazábal a Clarín, según las crónicas periodísticas de la época. En aquella oportunidad hubo sueltas de palomas, orquesta y los barcos hicieron sonar sus bocinas en el puerto. Dos años después se inauguró el Museo, al cual el artista donó toda su obra y colección.
Detenerse en los documentos permite adentrarse en características significativas de la personalidad del artista y en momentos del país. Porque Quinquela pensaba cada proyecto hasta en sus últimos detalles, a la manera de un artista de vanguardia para quien arte y vida eran inescindibles y se retroalimentaban. En una carta se dirige al arquitecto del Instituto Odontológico Infantil con el fin de manifestarle su disconformidad con el color verde oscuro de los mosaicos de los corredores, argumentando que cada piso debía tener un color suave y distinto. “La persona que ha elegido los tonos no conoce el alma de los niños ni los quiere”, afirmaba categórico.
Federico Recagno, director general de El Obrador, señaló en la inauguración: “En ocasiones, la obra del artista esconde a la persona. En otras tantas es el carácter de la persona que se impone sobre su obra. En el caso de Quinquela, el artista, la persona, el carácter y la obra son claramente inescindibles. Quinquela pintó La Boca y pintó el mundo. Su mundo exterior y su mundo interior”.
Los murales
En la Escuela Pedro de Mendoza se encuentran 16 murales que dan cuenta de la relación entre arte y educación. Quinquela realizó alrededor de 75 murales en distintas técnicas –óleo, cerámica, entre otras– ubicados incluso más allá de La Boca, entre 1936 y 1972. Como parte de la investigación realizada por Vicente Irrazábal se hizo un relevamiento fílmico de 22 de ellos presentes en dependencias estatales, clubes deportivos y espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires y alrededores.
En un esclarecedor documental proyectado en un sector de la sala de exposiciones se pueden seguir los murales situados en la sede Socios del Racing Club, en el Museo de Esculturas Luis Perlotti, en el frente de la Casa de Juan de Dios Filiberto (amigo de Quinquela y autor de la música del célebre tango Caminito), en el Poder Judicial, ex oficinas de Obras Sanitarias de la Nación, en la Casa del Teatro, entre muchos más. Quinquela sostenía que “la pintura mural es una necesidad patriótica”.
La exposición se encuentra en la Sala La Rueca, coordinada por María Emilia Marroquín, en el subsuelo del centro cultural. Hasta el 16 de mayo se sucederán actividades, visitas guiadas y mesas de debate con especialistas, escritores, coleccionistas e historiadores. Se puede consultar la programación en la web de El Obrador: www.elobradorcc.com.ar
El gran artista de La Boca murió en 1977, a los 87 años. A la par del legado material se imponen su enseñanza y ejemplo de dar a través del arte por el bien y la transformación social. Un espíritu muy necesario de recordar como lo hace esta exposición. Al caminar hacia la salida de la sala volvemos a mirar el retrato fotográfico de Quinquela tomado por Alicia D’Amico y surge, inevitable, el impulso de decirle: “Gracias”.
FILANTROPÍA. Benito Quinquela Martín como transformador social se puede visitar hasta el 16 de mayo en El Obrador Centro Creativo | Sala La Rueca Bartolomé Mitre 1670. Entrada gratuita.