Si habitar puede ser pensado como sinónimo de vivir, residir o, incluso, anidar, esas acepciones ahora se expanden hacia nuevos sentidos que tienen que ver con transitar en los bordes de las disciplinas, las obras, los objetos y los usos. Habitar lo blando. Sistemas y rituales periféricos, es la muestra que la artista Marina Gryciuk está presentando en el Museo Castagnino de la ciudad de Rosario hasta el 10 de marzo.

Así como se inscribe entre las exposiciones que en el último tiempo procuran poner en escena labores antes denostadas, como bordar y tejer, también sus creaciones se corren del límite entre lo artístico y lo utilitario, lo mismo entre lo individual y lo colectivo. Esto es algo que la artista viene llevando a cabo desde al menos la década del 90, tal cual lo reconoce María Laura Carrascal, curadora de la exhibición y artífice del texto de sala.

Todos los materiales que utiliza la artista son de descarte. Foto: Gustavo GoñiTodos los materiales que utiliza la artista son de descarte. Foto: Gustavo Goñi

Y si la exploración textil es una de las principales características del trabajo de Gryciuk, quien también es diseñadora y docente, a eso se suma la búsqueda de materias primas no convencionales como los descartes de fábricas de telas, indumentaria y bijouterie, que en sus manos modifican el destino, pero sobre todo el propósito y el significado.

Todas las piezas están confeccionadas con elementos textiles y plásticos desechados que a través de costuras, bordados y apliques adquieren nuevas formas y asociaciones. Dato que toma mayor relevancia si es visto en un contexto donde los materiales no recuperados terminan siendo una amenaza latente en la contaminación del planeta.

“Maraña”, en alusión a la crisis ambiental provocada por la industria de la indumentaria. Foto: Gustavo Goñi“Maraña”, en alusión a la crisis ambiental provocada por la industria de la indumentaria. Foto: Gustavo Goñi

Crear con otros

Organizada en cuatro núcleos principales, la muestra comprende obras desarrolladas por la artista que conviven con expresiones grupales donde ella también participa y al mismo tiempo, en algunos casos, con el registro realizado por el fotógrafo Gustavo Goñi, dueto creativo frecuente para Gryciuk.

La resignificación se evidencia, sobre todo, en “Sistema”, la instalación donde, la más futbolera de todas las esferas –y valga el guiño rosarino con la evocación a la casaca 10 de Lionel Messi– sobresale entre las que sin ningún prurito parecen hiperbolizar adornos navideños o las que se asemejan a un conglomerado de planetas cubiertos por confituras que funcionan además como preámbulo y en contraste con la pieza siguiente. “Maraña” es el nombre y está íntegramente hecha con ropa en desuso, ahora transformada en tentáculos de tela poco glamorosos que funcionan como epítome de la hecatombe ambiental provocada por la industria de la indumentaria.

“Corporeo. Objetos textiles para el cuerpo”, está creada con na técnica de cestería. Foto: Gustavo Goñi“Corporeo. Objetos textiles para el cuerpo”, está creada con na técnica de cestería. Foto: Gustavo Goñi

Este conjunto de obras está en medio de los demás grupos que son resultado del hacer colectivo, generados en el encuentro con otros artistas y artesanos, en donde persisten los saberes ancestrales a través del tiempo y como anticipo fundamental para el futuro.

En ese sentido hay que mencionar la inspiración en la técnica de cestería utilizada por la comunidad qom que la artista indagó anteriormente y que ahora retoma y reinventa en “Corporeo. Objetos textiles para el cuerpo”. Núcleo donde, en las imágenes de Goñi, se los percibe como accesorios y por qué no como vestimenta para ser portada de múltiples maneras posibles. Siendo éste otro corrimiento del borde que puede existir entre la contemplación y el uso.

Este último grupo inevitablemente se vincula con el cúlmine “Proyecto Hábitat”; la instalación conformada por gigantescas piezas tejidas en torno a los conocimientos de pueblos originarios, producidas para el aquí y ahora en algodón extraído por la cooperativa textil INIMBO (Chaco), además de restos plásticos reciclados.

Algunas de las obras fueron creadas de forma colectiva en un taller con mujeres en las cárceles. Foto: Gustavo GoñiAlgunas de las obras fueron creadas de forma colectiva en un taller con mujeres en las cárceles. Foto: Gustavo Goñi

También están las obras que son el resultado del trabajo social en la cárcel. Se destaca la bitácora textil grupal, cuya génesis remite al taller de experiencias creativas “El Enredo” que desde el 2015 se realiza en la Unidad 5 del Complejo Penitenciario de Rosario; una labor conjunta de la ONG Mujeres tras las rejas más la participación de la propia Gryciuk y María Blanco, Gimena Galli y Olga Moyano Clúa. Los tapices con apliques y bordados “Vivas nos queremos” –expuesto con anterioridad en la muestra “Algo en común” en Buenos Aires– y “Recuento” son dos de las expresiones en conversación con el “Proyecto Diversidades”, la variedad de personajes visibilizados en cuerpos de trapo diseñados y realizados dentro del penal.

Habitar lo blando. Sistemas y rituales periféricos se puede visitar hasta el 10 de marzo en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino, Av. Pellegrini 2202, Rosario.


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