Alquimia: los humanos seguimos dominados por las herramientas mágicas ancestrales que permiten que una cosa se vuelva otra. En realidad se trata de emprender una aventura concreta: la del viaje y el desplazamiento. Tomar nuevas direcciones desde un punto determinado. ¿Hasta dónde es posible llegar? Por ejemplo: hacer de un gran libro como El corazón del daño (Literatura Random House) una obra de teatro. ¿Qué sucede cuando un texto sale del papel para llegar al escenario? Y sobre todo: ¿cómo es posible? Ese fue el tema de la charla de este sábado entre la escritora María Negroni y el dramaturgo Alejandro Tantanián, entrevistados por Marcela Castro, en el Espacio Cultural Clarín en el Hall central de la Feria del Libro.
Escribe María Negroni en su texto: “Un hechizo ver esa mujer. A las veces hambre y golosía. Adentro puro, enigma puro. Mi fascinación la divierte. De vez en cuando, mira hacia abajo y me ve. Solo de vez en cuando. Mi madre: la ocupación más ferviente y más dañina de mi vida. Nunca amaré a nadie como ella”. Pero no es una obra sobre una relación entre una madre y una hija, sino sobre el lenguaje y la biblioteca.
Ahora bien, ¿cuándo empezó a salir de la página este tono poético para llegar a una puesta en escena? Contó Alejandro Tantanián (admirador y lector de Negroni) quien ya tenía experiencia en esta clase de adaptaciones, lo había hecho, por ejemplo, con Tengo miedo torero del chileno Pedro Lemebel y Las islas de Carlos Gamerro: “Habíamos intercambiado unos mensajes por Objeto Satie, otro libro de María, a ver si era posible llevarla al teatro. No pasó nada. En 2021 salió El corazón del daño y lo leí en una tarde. Hacía mucho un libro no me interpelaba tanto. Y ahí mismo le dije que si alguna vez existía la posibilidad de hacer algo en teatro con el libro que me lo guarde.
Dámelo a mí
«‘Si se hace algo dámelo a mí’, fueron mis palabras, algo había que hacer de alguna manera”, pensó. Fue simplemente una expresión de deseo arrojada afuera de la cabeza. Pero la realidad a veces tiene la delicadeza de cumplir deseos: apareció la posibilidad, luego de la pandemia, de adaptar el texto en Madrid (luego llegó a Buenos Aires).
Y surgió el nombre de la actriz Marilú Marini. Ahí la adaptación (“es un texto imposible en términos teatrales”, aseguró el dramaturgo) comenzó a tomar forma. Por supuesto: aparecieron los problemas.
Dijo Tantanián: “El texto de María es muy poético. La presencia del cuerpo no es fuerte porque es muy literario. Es una construcción de puro lenguaje. Es una indagación en la lengua materna. La aparición de Marilú fue fundamental. Una actriz de su calibre lo iba a poder hacer. Ella es más que una actriz. Iba a poder crearle un cuerpo al libro de María. El desafío fue ese: encontrar la zona teatral, que el teatro necesita. Ensayamos tres semanas. Sucedió”.
Negroni, que trabajó en la adaptación, confirmó la apreciación de Tantanián: “El cuerpo en el texto es el lenguaje. Cuando me propuso Tantanián adaptar El corazón del daño, un temor mío era que el texto se naturalizara. Es puro lenguaje, no quería perder eso. Él me dijo «no te vamos a tocar ni una coma».
Había que hacer algo sostenible desde lo emocional para llevarlo al teatro. «Hicimos una selección de lo que tenía que estar: los huesos de la trama. Sobre la marcha, en los ensayos se fue armando. Significó un impacto escucharlo en el escenario tal como estaba escrito”, completó.
El cuerpo de Marilú
Con la ayuda de Oria Puppo en el diseño de escenografía, iluminación y vestuario terminó de armarse la carne (la materialidad) de que sólo eran palabras.
Contó Tantanián: “Había que encontrar algo que construyera el presente del personaje. Recurrimos a la poética de Beckett. Hay un diálogo ahí para el presente escénico. Es el texto de María con indicaciones de Beckett, que su teatro es muy literario y también puro lenguaje. Porque además hay mucho humor en el libro de María, quería llevar eso. El cuerpo de Marilú es el que permite que tengan una carnalidad indiscutible lo que queríamos mostrar”.
Si para Bertol Bretch el teatro es el diálogo con los muertos, ¿con quién dialoga la literatura? Negroni fue enfática: “La literatura se hace con la literatura. La página nunca está vacía, está llena con todo lo que se escribió hasta ahora. Escribir es dialogar con lo escrito hasta ahora. En todos mis libros hay un diálogo permanente con todo lo escrito hasta ese momento. Los libros son una invitación a mi casa: ésta es mi biblioteca y las cosas que me gustan, me emocionan, etc. La literatura es una sola, no me preocupan los géneros. Soy lectora, me emociona cómo está escrito algo. Nuestro instrumento es el lenguaje porque es la palabra es lo único que tenemos, de ahí nace algo literario, es un objeto verbal”.
Libro y puesta en escena son dos algoritmos que en El corazón del daño encontraron su zona de acción para hacer crecer, en una aventura, lo que ya existía.
Cerró Negroni con esta idea: “Es otra obra, una recreación, una nueva creación de Tantanián. El libro, en cambio, es juguete privado. En la obra aparece una nueva sensibilidad y una nueva lectura de la obra. Me tuve que enfrentar a ver otra cosa: es fallido si es lo mismo, siempre hay que llevarlo a otro terreno”.