El largavistas que Julio Cortázar llevaba a cada ciudad que visitaba para mirar los detalles de los edificios, el sombrero estilo cosaco que se compró muerto de frío durante un encuentro literario en Varsovia o los álbumes familiares que él mismo ordenaba y mecanografiaba las referencias y se llamaba a sí mismo el viajero. Son objetos presentes en la exposición ¿Encontraría a Julio Cortázar?… Cuarenta años después, se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América como parte de la programación de Conexión Buenos Aires – Madrid, el festival de cultura porteña organizado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como plataforma de desarrollo de los artistas al otro lado del Atlántico.

¿Encontraría a Julio Cortázar?... Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.¿Encontraría a Julio Cortázar?… Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.

Como la pasión por la literatura excede las páginas que la contienen, todas las piezas de la muestra son parte del fondo del Museo del Escritor, una colección de objetos afectivos vinculados con los autores más destacados de la literatura en español que se gestó en el Centro de Arte Moderno, en Madrid. “Cuando fundamos el Centro en Argentina en el año 95, nuestra primera actividad pública fue un diálogo abierto con Adolfo Bioy Casares, teníamos relación con ese círculo”, cuenta a Clarín Cultura Raúl Manrique Girón, argentino residente en Madrid.

Compartía la pasión con Claudio Pérez Miguez, quien con 15 años había conocido a Borges y del encuentro se llevó un bolígrafo, regalo del escritor. Como varios de los autores que veneran, ambos se instalaron en la capital española y decidieron mostrar en vitrinas esta memorabilia preciada, obtenida con dedicación. Así nació el acervo de este particular Museo, que hoy reúne objetos de unos 200 escritores de 22 países de iberoamérica. Muchos de ellos en exposición permanente.

Una memoria personal

“El objetivo del museo conservar una memoria personal, mediante objetos que pertenecieron a los escritores y que tuvieron algún sentido en su vida, y que no se conservan en los grandes centros de estudios de la literatura, porque no les interesa”, agrega Manrique Girón. Así comenzaron sombreros, fotografías, primeras ediciones y documentos que amplían las conexiones entre la obra y la biografía.

Uno de los primeros objetos en llegar fueron las gafas de Julio Cortázar. El vínculo que los coleccionistas entablaron con Aurora Bernárdez, compañera del autor de Rayuela durante varios años, fue vital para reunir uno de los conjuntos más nutridos, que conformaron una exposición individual. Borges también tiene una.

¿Encontraría a Julio Cortázar?... Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.¿Encontraría a Julio Cortázar?… Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.

La Orden Rubén Darío de Independencia Cultural, recibida por Cortázar en 1982, de manos de Ernesto Cardenal en nombre del gobierno sandinista de Nicaragua comienza a construir con indicios un recorrido por las derivas vitales, ideológicas y literarias en esta sala madrileña. Allí se detuvo el canciller español para grabar un reel de Instagram, inmediatamente después de la crisis diplomática tras la visita del presidente Milei el pasado fin de semana.

Repleta fotografías familiares, cartas, ediciones, publicaciones en periódicos y revistas de época, más primeros ejemplares dedicados hasta un foquito de la casa parisina que compartieron Cortázar y Bernárdez, la muestra está organizada de manera temporal.

Comienza con álbumes de los primeros años en Zúrich, las fotos de la boda en París en 1952 y un año antes, recién llegado a París, Cortázar la ciudad universitaria junto a la crítica literaria Amparo Dávila. Destaca un retrato tomado en Buenos Aires en 1945: el rostro jovial y aniñado y los lentes oscuros en interiores le otorgan un aura rocker, que quedó inmortalizado en numerosos retratos a lo largo de su vida. Como el retrato de Sara Facio que se convirtió en estampilla.

La última vez que Julio Cortázar estuvo en la Argentina fue en 1982. Los socios del Museo del Escritor no llegaron a conocerlo personalmente, eran demasiado jóvenes. Pero sí conocieron a Aurora. Les regaló primero una máscara africana. “Le encantaba venir a mi casa, le decía la casa de la tortilla embrujada, y se quedaba en la mesa mientras charlábamos”, comenta Manrique Girón, durante una recorrida por la muestra. “Lo importante con estas cosas es la cadena de custodia: ellas las tenía y por eso sabemos que son reales, pero no tienen un valor comercial”.

¿Encontraría a Julio Cortázar?... Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.¿Encontraría a Julio Cortázar?… Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.

Ya sea en libros –como una primera edición de El Aleph– como en fotografías, documentos, dan señales de la presencia de una generación bien fructífera de autores. Aparecen Carlos Fuentes, Octavio Paz, Alberto Girri, Fernando Pessoa y Luis Cernuda. Y en un encuentro en la Universidad de Toulouse, se lo ve junto a Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Severo Sarduy, Ernesto Cardenal, Mario Benedetti, Augusto Roa Bastos y Juan José Saer.

La vida se mete en la literatura, y viceversa

Una vitrina completa muestra documentos del compromiso político de Cortázar. La crítica de Adán Buenosayres en la revista Realidad, dirigida por Francisco Ayala, cuando Marechal sufría el vacío de la intelectualidad porteña por peronista. El artículo que escribe en una revista madrileña cuando Juan José Onetti estuvo preso. Y un libro parisino que denunciaba el golpe de Estado Pinochet ante la intelectualidad francesa. “La mayor parte de los autores apoyaron económicamente la causa pero no lo firmaron, Julio sí”, confirmó Manrique Girón. La revolución cubana también dejó sus rastros.

Un ítem especial es un libro que pertenecía a la biblioteca de Alejandra Pizarnik, dedicado a ella por Cortázar en 1962 en París. “En la dedicatoria, él la nombra socio horario del Club de la serpiente y está firmado por todos los personajes de Rayuela, lo que significa que Alejandra había leído la novela, y además confirma una teoría de que Julio para ayudarla le hizo pasar a máquina el manuscrito de Rayuela”,

¿Encontraría a Julio Cortázar?... Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.¿Encontraría a Julio Cortázar?… Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.

En esa categoría, hay tres fotos originales tomadas por Carol Dunlop durante el viaje de París – Marsella que dio origen al libro de Los autonautas de la cosmopista, y están todas publicadas en el libro. Las reposeras con margaritas no dejan dudas.

Objetos con criterio literario

Más allá del origen mundano de muchos de los objetos, todos pertenecen a escritores profesionales. “Empezamos con los que nos gustaban, hay una mayor presencia de argentinos por nuestra procedencia pero más allá de que no son objetos literarios, el criterio es literario, y que tengan cierta presencia como personajes”, detalla Raúl Marique Girón.

Uno de los primeros objetos recibidos fue el libro con el que aprendió a leer Antonio Gamoneda, que era el único libro de poemas que su padre publicó. Había nacido en 1932, su padre murió cuando tenía dos años y en el 36, cuando comenzó la guerra cerraron los colegios. Entonces la madre le dio ese libro, el único que había en su casa. Gamoneda decía que con él había llegado a dos cosas a la vez: a la lectura y al amor por la poesía a través de los versos de su padre.

¿Encontraría a Julio Cortázar?... Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.¿Encontraría a Julio Cortázar?… Cuarenta años después se titula el homenaje al gran escritor argentino, al cumplirse cuarenta años de su muerte, que se organizó en Casa de América.

“Que una persona que no te conoce, te traiga eso es un tesoro realmente”, admite Manrique Girón. “Y es un ejemplo de la historia de nuestros países: un hecho que marcó a la gente en un antes y un después, que pasaron los españoles primero y después a los argentinos y el resto de los latinoamericanos”, agregó.

En 1983, poco antes de su muerte, Julio Cortázar escribe una extensa carta a la Universidad de Toulouse, que incluia una encuesta a escritores latinoamericanos y una disculpa por la demora. Otra carpeta contigua concentra correspondencia con personas alrededor del mundo que habían escrito sobre su obra. “Lo que confirma que Julio no era un cronopio sino un fama”.

Enmarcadas, las colaboraciones de Cortázar para el suplemento Cultura y Nación de Clarín, además de su presencia en algunas revistas literarias: en cuatro números de la revista Sur, Confirmado, Primera Plana, un artículo sobre una película de boxeo en El Gráfico. Y la última adquisición del Museo del Escrito: una revista Motor, editada en España desde 1983, donde publica el «Monólogo del peatón». Las fotos son todas del viaje de los Cosmonautas, y están todas las reposeras con margaritas.