Es un desguace significativo para el Estado de Florida. Según dice el exalcalde republicano de Jacksonville, John Delaney, presidente de la Universidad del Norte de Florida y del Flagler College, Florida quiere “ser Atenas, no Esparta. Necesitamos artistas, actores, profesores, poetas, escritores”. Así lo recogen varios medios norteamericanos tras conocerse que los 32 millones de dólares vetados por el gobernador republicano Ron DeSantis corresponden a las artes y cultura. El presupuesto alcanza los 116 mil millones de dólares para el ejercicio fiscal 2024-2025.
Esto se traducirá en menos becas, menos subvenciones para proyectos artísticos y para museos, entre otras restricciones. Según la información disponible las organizaciones que se verán perjudicadas van desde coros infantiles, teatros, consejos culturales, museos hasta sociedades zoológicas.
Hay quienes hablan de un “destripamiento cruel, crudo y único en su tipo” para las artes, por las que Ron DeSantis no parece haber mostrado mayor interés. Claro que el destripamiento no es solo en Florida, porque de a poco se ha instalado en otras latitudes. Los liderazgos políticos no parecen conocer “el término medio”. O se derrochan o se quitan subvenciones a la cultura.
El “apagón cultural”, como ya se ha dado en llamar al recorte en Florida, se traduce -para algunos analistas- en un modo de fomentar una cultura política espartana y reaccionaria.
El medio especializado The Art Newspaper destaca que la pérdida para las instituciones culturales es muy significativa y habían sido prometidas hasta que llegó a la firma del gobernador.
El recorte se sentirá fuerte en 2025. DeSantis eliminó la mayoría de la de los recursos financieros del Estado disponibles para las artes. La Legislatura de Florida ya había aprobado los fondos en dos tipos de subvenciones: 26 millones de dólares, destinados a la programación cultural y de museos, y seis millones de dólares para proyectos de creación.
Las instituciones artísticas y culturales de toda Florida ya se han expresado diciendo que el recorte plantea a futuro un inmenso desafío. “Es una gran decepción y un dilema», dijo Michael Tomor, director ejecutivo del Museo de Arte de Tampa. Y agregó su sorpresa porque nadie tiene claro “por qué sucedió esto».
Tomor hizo pública la conmoción que provocó el veto del gobernador hacia adentro del museo, que había previsto recibir 570.500 dólares del Estado para el año fiscal 2024-2025. El Museo de Arte de Tampa planeaba utilizar los fondos para un proyecto de ampliación del edificio y programas educativos de exposición, según recogió The Tampa Bay Times.
El director destacó que aunque el subsidio estatal no sea tan significativo en cifras, sí lo es en función de lo que la institución que dirige está tratando de lograr para la comunidad.
Hay que recordar DeSantis es un gobernador bastante controversial. En 2023 aplicó la Ley HB 1557, conocida como Don’t Say Gay (No digas gay), que restringe la educación sobre género y sexualidad desde el jardín de infantes hasta tercer grado de la escuela básica, ampliándola a todos los niveles escolares, sin necesidad de aprobación legislativa. Por esta razón muchos residentes de Florida se mudaron a otros distritos norteamericanos.
Contra las cuerdas
Según The Art Newspaper, en el condado de Orange, el veto del gobernador se tradujo en una restricción de 1,95 millones de dólares destinados a financiar organizaciones artísticas locales, como por ejemplo el Museo de Arte y la Filarmónica de Orlando.
Roger Blauvelt, presidente de The Winter Park Playhouse en Orlando, dijo a Florida Politics que “todo el mundo quedó sorprendido porque huele a manipulación solapada en el último minuto” y se preguntó qué tipo de gastos pretende reducir el gobernador con la quita de las subvenciones al arte y la cultura.
DeSantis no hizo comentarios sobre la decisión tomada pero sí dijo que el recorte había sido sobre “partidas presupuestarias que no creía que apropiadas para el dinero de los impuestos estatales».
El gobernador se ha jactado de los millones de dólares que ahorra de un presupuesto al siguiente, situación que en un “Estado lleno de necesidades (Florida) es un truco barato”, según el medio.
El costo es altísimo porque desprotege a la población más desfavorecida (cuyo número es mayor del que el turista del “deme dos” supone) y “también es una mala gestión fiscal y un autosabotaje: el gasto en arte y cultura tiene un retorno de la inversión significativo”, señaló el senador Guillermo Smith a otro medio norteamericano.
“El Estado obtiene un retorno de la inversión general de nueve a uno gracias a estas subvenciones que generan cientos de millones en ingresos fiscales y alimentan nuestra economía local”, dijo Smith.
La Legislatura podría restaurar todos estos recortes y reponer el sustento cultural de Florida, pero los controles y equilibrios parecen un concepto del pasado, según los consultados.
La polémica está servida.