Se estrena ‘El hombre del saco‘ (Bagman, 2024), el enésimo intento de usar al hombre del saco como representación del trauma infantil y los miedos de padre adulto que Lionsgate ha reservado para la época otoñal, como aperitivo de Halloween y que se estrena en España de forma simultánea, con la firma del director Colm McCarthy, responsable de ‘Melanie: The Girl with All the Gifts’, además del curioso episodio ‘Black Museum’ de la serie ‘Black Mirror’.

En la película, una familia se ve atrapada en una pesadilla al ser perseguida por una criatura malévola y mítica. Patrick McKee (Sam Claflin) escapó por los pelos de un encuentro con ella cuando era niño, algo que le dejó cicatrices durante toda su vida adulta, por lo que ahora que es padre, lucha desesperadamente contra su miedo interior más profundo, pero la siniestra amenaza de su infancia vuelve para atormentar también a su hijo Jake (Caréll Vincent Rhoden).

Pesadillas infantiles con tufo a telefilm

‘El hombre del saco’ es la clásica historia basada en el mito que, durante siglos y en todas las culturas, los padres han contado a sus hijos para advertirles y evitar que hagan trastadas. En todas sus versiones rapta a niños inocentes y los mete en su gran bolsa y nunca nadie vuelve a verlos y esta no es la única que ha jugado con ese mito del “coco” que florece recientemente como en la española, también llamada ‘El hombre del saco’ —ni ganas de cambiar nada en el título había—, que también coincidió con la muy pobre ‘The Boogeyman’ del año pasado.

Aquella era una adaptación terrible del escalofriante relato de Stephen King, pero no es la única visión del escritor basada en la leyenda, ya que en HBO se produjo la adaptación de ‘El visitante’, que aunque se desvía más hacia los conceptos de el doppelganger, es de las mejores visiones de la historia vistas últimamente. Esta no se diferencia demasiado a otras como la ‘Boogeyman’ de 2005, cuya premisa de adulto traumado por visita del ser ancestral era prácticamente la misma.

Bag

Sin embargo, en esta el aspecto del ser se parece más a la de ‘Bye Bye Man’, un vago diseño con capucha, que nos da una idea del esfuerzo por crear algo distinto de la producción, y eso que aquella por lo menos presentaba violencia y gore. Una pista que nos va a indicar que el proyecto cae en el conformismo más aburrido, pese a que había una vía interesante para trasladar los miedos de los padres en la sociedad actual, jugando con la ansiedad constante del protagonista, abrumado por facturas, la inseguridad laboral y el crepúsculo de los sueños personales frente a la responsabilidades adultas.

Dirección plana y humor involuntario

Sin embargo, esa idea se va disolviendo en lugares comunes de drama familiar sin una cohesión de las escasas escenas de terror con el planteamiento inicial, no hay una simbiosis necesaria entre las ansiedades que se plantean en el presente y los traumas del pasado, cayendo en la representación mecánica de los miedos infantiles trasladados a la madurez por la vía de un objeto relacionado con la mitología de forma mecánica, en el que el ítem físico lleva tallado “recurso para hacer avanzar la trama” en su superficie.

Todo eso sería irrelevante si al menos las escenas de terror fueran reseñables ni siquiera por un descaro propio de la explotación, o si las apariciones del hombre del saco fueran intensas, pero parecen el asalto de un ladrón encapuchado y, no solo carecen de una atmósfera construida previamente o tensión, sino que vienen acompañadas de toscas subidas de volumen, zooms descuadrados y golpes de montaje que crean más confusión que miedo.

Bagmantopper

Apenas una grotesca visión de la criatura sin la capucha y un final que tiende a lo oscuro (tampoco de forma diferente a los de la serie ‘Pesadillas’, que eran a veces más siniestros que esta ‘El hombre del saco’) pueden salvar la hora y media de aburrimiento que ofrece esta nueva decepción de Lionsgate, que tiene, eso sí, unos fantásticos títulos de crédito ilustrados que recuerdan a cuando el terror de gran estudio hacia este tipo de proyectos como ‘En la oscuridad‘, pero poco se puede rescatar de una obra rodada con tanta desgana, con sustos de garrafón y acabado de cine de sobremesa. La peor película de terror del año.

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