En un gesto informal y performático, se puso de pie delante del escritorio en altura y se sentó mirando al auditorio, sin dejar de hablar. La moda que había hecho escuela en los años 80 en las universidades públicas de la postdictadura, fue la que eligió Andrea Giunta el miércoles 13 por la tarde para su última Clase Magistral como profesora regular en la Universidad de Buenos Aires. “¡Y encima fumábamos! Estábamos todos metidos en una nube de humo que hoy parece inconcebible, pero entonces era una forma de emancipación”, expresó.

La destacada docente, investigadora y curadora de trayectoria internacional, autora de libros clave para el desarrollo de la historia del arte en la Argentina, se jubila. “No me siento melancólica sino en el comienzo de un nuevo momento”, señaló Giunta en esta clase especial, sin proyectores y tantos conceptos como fue habitual hasta ayer, frente a una sala de teóricos de Puán completa, con todas las generaciones representadas.

Brillantes investigadoras como Marta Penhos, Cristina Rossi, Mariana Marchesi, Silvia Dolinko, Viviana Usubiaga y Valeria González, la seguían desde las primeras filas. Muchas de ellas tuvieron a Giunta como directora de sus tesis de doctorado.

Giunta junto a Ricardo Manetti, director de la carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras. Fotos: Martín Bonetto. Giunta junto a Ricardo Manetti, director de la carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras. Fotos: Martín Bonetto.

Minutos antes, Ricardo Manetti, director de la carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras, destacó el rol de Giunta como titular de dos materias clave, a las que renovó: Arte Modermo y Contemporáneo y Arte Latinoamericano Contemporáneo. “Sus textos son fundamentales para el estudio y nos obligó a todos a repensar los 60, las representaciones políticas y el feminismo, que iluminó”, señaló el profesor, emocionado cuando recordó el “operativo regreso” de la profesora, después de su paso por la prestigiosa Universidad de Austin, en EEUU, justo cuando la carrera cumplía 50 años.

Durante la clase, además de recuerdos ofreció puntos de vista sobre el estado del arte actual. Sobre los episodios que suscitó la exposición retrospectiva de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta de la que fue curadora, aseguró que la investigación se convirtió en un «laboratorio social en combustión», en el que «se celebraban misas en la puerta y debajo del emblemático avión había rezos y personas besándose».

La investigadora tiene invitaciones para residencias y conferencias en universidades internacionales. Foto: Martín Bonetto. La investigadora tiene invitaciones para residencias y conferencias en universidades internacionales. Foto: Martín Bonetto.

La muestra había sido considerada una «blasfemia» por el entonces Cardenal Bergoglio quien, «luego, como el Papa Francisco, cambió de idea respecto al arte y abrió el pabellón del Vaticano en la Bienal de Venecia». Sobre otro tema actual, señaló que «los museos europeos están descolonizándose, pero hablan los españoles con los holandeses, nunca nos consultan a los colonizados».

Una trayectoria brillante

Andrea Giunta había cursado la carrera entre 1978 y 1982. Entonces, en otras sedes, en aulas atestadas de estudiantes y goteras, se creía que no se podía estudiar el presente por falta de perspectiva histórica. Una vez graduada, la historia colonial y las clases de Economía con Enrique Tandeter le dieron una formación integral. La irrupción de los Estudios Culturales en esa década influyeron en la mirada de las artes visuales.

“Este es un momento importante para recordar y honrar a Elsa Flores Ballesteros y Héctor Schenonne, dos personas generosas que apoyaron desde el primer momento los proyectos de investigación”, dijo. La primera, que venía del exilio en Venezuela, la sumó a la cátedra que se abrió en 1987; el segundo, que prestaba su firma y su oído para un cambio de paradigma que se estaba gestando.

En la previa, junto a Martha Penhos. Foto: Martín Bonetto. En la previa, junto a Martha Penhos. Foto: Martín Bonetto.

“Actuábamos bajo la premisa de que un estudiante puede producir ideas también, no solo asimilarlas«, señaló en diálogo con Clarín. Junto a Viviana Schuster fueron las primeras investigadoras de Arte en ganar una beca del Conicet, en 1987. “Eso no existía, no nos consideraban en las becas, porque era una carrera de gente rica que viajaba por los museos del mundo, y también hubo un salto generacional: no había jóvenes”.

Sumada a la cátedra como ayudante, Giunta recordó que estudiaba seis días a la semana para dar una clase de dos horas: el arte latinoamericano no estaba sistematizado, sino que había que ir a buscarlo en publicaciones desperdigadas que no se distribuían tras las fronteras.

La sala de teóricos de Puán, completa para la clase de Andrea Giunta. Foto: Martín Bonetto. La sala de teóricos de Puán, completa para la clase de Andrea Giunta. Foto: Martín Bonetto.

Su bibliografía se construyó así a partir de fotocopias de libros cubanos que conseguía en Liberarte, las valijas que arrastraba Raúl Carioli hasta el subsuelo de Prometeo después de cada viaje por la región (con Mariátegui, Ticio Escobar), la biblioteca del artista Adolfo Nigro, el remate del fondo editor venezolano Monte Ávila y las publicaciones culturales españolas en la era post franquista, que se conseguían en el ICI de la calle Florida, donde estaba desde Ana Mendieta hasta Cildo Meirelles.

Elsa Flores Ballesteros se jubiló pronto y otra licencia la deja a cargo de la cátedra, que concursó como titular recién en 2006. En 1999 defendió su tesis de doctorado y entró en contacto con el archivo de Jorge Romero Brest: “La viuda me lo quería regalar, pero tenemos una ética de los archivos públicos, que fueron donados a la Facultad para que todos tuvieran acceso”, contó Giunta.

Del equipo del trabajo de ese archivo y con la dirección de Giunta, emergieron varias tesis de doctorado, como la de María Amalia García, curadora Jefa de Malba, Cristina Rossi, investigadora de Untref, Viviana Usubiaga, docente en la carrera de Artes, Mariana Marchessi, Directora Artistica del Museo Nacional de Bellas Artes, Agustín Díez Fischer, que fue director de Espigas y enseñó en Brown University, Silvia Dolinko, profesora en UNSAM, entre muchos otros.

También estuvieron en sus clases Victoria Noorthoorn, directora del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y Florencia Malbrán, Profesora de San Andrés. Ambas estudiaron en Bard College con la formación que les dio la UBA y FFyL

Clase magistral en la UBA. Clase magistral en la UBA.

Proyección internacional

En 1991, una invitación de Maricarmen Ramírez a dar una conferencia en Texas, EEUU, cambió su pedagogía. “Pude romper con las prácticas caóticas que había vivido en la facultad, por una más sistemática”, concedió a Clarín. El mundo se amplió, al igual que sus temas de investigación: de la diplomacia cultural en la Guerra Fría a las vanguardias simultáneas y el planteo de estudios comparativos, en la medida que “el mundo va hacia la intercomunicación”.

Andrea Giunta fue la primera latinoamericana con cargo de Chair Officer en el Center for Latin American Visual Studies, de la Universidad de Texas, en Austin, una posición que le permitió organizar un foro en el que recibió a más de 15 investigadores emergentes de todo el mundo, con generosas becas. “Todos ellos dirigen algo en algún lugar; fue una experiencia alucinante”, concede.

También en el exterior realizó un proyecto itinerante con la Fundación Getty, con base en la Argentina en la Universidad Di Tella, en otro espacio que los investigadores se conecten y se multipliquen los proyectos.

Mirada al futuro

Esta nueva etapa, proyecta una estadía como profesora visitante por seis meses en “una de las universidades más prestigiosas”, luego una residencia en Europa, y “probablemente trabaje en otro proyecto Getty con una masa crítica que fui formando en los últimos años”.

Varios libros esperan su turno en imprenta: una compilación de sus clases inaugurales en estas materias de las que ahora se despide, su versión del Guernica en la mirada de Dora Maar, compañera y ayudante de Pablo Picasso, y una biografía documentada de la escultora argentina Noemí Gerstein, junto a Ana Inciarte con quien inició una “coparticipación para recorrer el campo profesional e institucional”, en que se establece un espacio formativo para ambos.

"uun estudiante puede producir ideas también, no solo asimilarlas", aseguró Giunta. Foto: Martín Bonetto. «uun estudiante puede producir ideas también, no solo asimilarlas», aseguró Giunta. Foto: Martín Bonetto.

En ese sentido, junto a un grupo de estudiantes adscriptos que ya cursaron la materia para editar en la revista Artes en Filo, un dossier sobre arte latinoamericano y China, con temas como la diáspora y la esclavitud. El desafío, además de llamar a concurso para definir sus sucesores, sigue siendo modificar la materia a partir de nuevos debates y perspectivas.

“Siento que me estoy yendo en el momento en que se cierra una nueva etapa en la pedagogía y me ilusiona”, admite Giunta. «Es también una forma de apoyar a la universidad pública».