En los cuentos de Teoría del tacto (Entropía) de la escritora mendocina Fernanda García Lao, la palabra golpea y detona, construye y destruye mundos y personajes. “Alguien dijo que si un espíritu aparece te sopla en los ojos. Desde entonces no puedo dormir con la ventana abierta. Tengo temor a confundir un espíritu con el viento. Cualquier viento puede modificar mi estado de ánimo”, comienza el primer relato “La gracia del mundo”.
García Lao es narradora, poeta y directora escénica. Ha recibido entre otros, el primer premio del Fondo Nacional de las Artes por su novela Muerta de hambre, el tercer premio Cortázar por La perfecta otra cosa y la Beca Antorchas por su obra teatral Ser el amo. Ha sido editada en Latinoamérica, España, Francia, Italia y Estados Unidos. Y en este diálogo con Clarín Cultura navega por esas historias en las que se encuentran en comunión el cuerpo y el lenguaje.
–¿Cómo nació la idea del libro?
–Lo empecé a escribir un poco antes y un poco después de la pandemia, cuando tocar estaba prohibido. El cuerpo del otro era amenaza, una misma, un riesgo para los demás. Pero quise eludir esa palabra que ya se había convertido en un lugar común. Saltearla para volcarme en lo que para mí implica la escritura, que es un acto que ocurre en las manos y pasa luego por la garganta. No es un asunto óptico, descriptivo o lineal, sino la forma de hacer del pensamiento materia. Me interesa lo que el cuerpo le hace al lenguaje y viceversa. Y cómo suena ese malentendido, no pienso en personajes sino más bien en seres animados por una voz, por la función golpeadora de la palabra. La vulnerabilidad preciosa que la palabra puede provocar en el ánimo al ser lanzada contra o desde alguien.
–¿Por qué Teoría del tacto?
–Bueno, los sentidos son la conciencia del cuerpo, ¿no? El modo de entender el mundo. Las lecturas que hacemos dependen de nuestra capacidad para indagarlo sensorialmente. El exceso de cercanía pone en evidencia los monstruos que ocultamos, las máscaras sociales, las trampas, la mentira. Somos una ficción andante, que se construye en función del entorno y sus miedos. En este libro trabajé con el recorte y con la profundidad del relato, más que con la espacialidad. La Teoría del tacto depende de cada exploración, pero tiene en común la premisa de con qué lenguaje y en qué sector del cuerpo suceden los duelos, el amor, el delirio o el deseo.
–¿Qué estás leyendo ahora? ¿Qué escritoras mujeres te gustan de la Argentina, América Latina y España?
–Leo poesía y ensayo. No me alimento sólo de narrativa. De España, Angela Segovia es una poeta que me resulta muy interesante. Juega con las lenguas romances cruzando las fronteras geográficas y temporales. Además no recita, dice. Y sabe hacer silencio. También he leído con atención a Marta Segarra, una ensayista catalana muy lúcida que descubrí el año pasado. Siento que tengo pendientes lecturas del otro lado del océano. Y me produce felicidad hacer leer allá a nuestras escritoras y viceversa.
–¿En qué estás trabajando ahora?
–Tengo un libro terminado que saldrá en marzo o abril de 2025, con Kriller71, una preciosa editorial con base en Barcelona, que dirige Anibal Cristobo, con quien ya publiqué Autobiografía con objetos, en 2022. Y en el segundo semestre del año que viene, reincidiré con Candaya, que es mi casa para la narrativa. Soy grafomaníaca: ando con varios proyectos a la vez.
Teoría del tacto, de Fernanda García Lao (Entropía).