“La cuestión cancelatoria, de marcar o alejar a alguien, desaprobando su comportamiento porque va en contra de ciertos tipos de moral, viene desde la antigüedad. Antes ese poder radicaba en la Iglesia o el Estado, que tenían la posibilidad de formar la opinión pública. Hoy con las redes sociales, la direccionalidad de esa comunicación varió. Ahora la gente tiene la oportunidad de, desde el sillón de su casa, bajarle el pulgar a quien quiera”, explica Gabriel Batalla, autor de “La cultura de la cancelación”.
“Sí, la cancelación es una sanción moral que existió siempre. Y tenía tanto la función de castigo hacia quien cometía la infracción, como también de mensaje ordenador al colectivo. Algo parecido ocurre hoy en una escala mayor, porque lo que era la plaza donde se apedreaba, hoy reside en las redes sociales. Detrás de eso, hay una cuestión de superioridad moral, porque mucha gente se monta sobre esa sanción para demostrar y ratificar al resto de la comunidad que ellos están del lado correcto de la norma”, amplia Adriana Amado, docente, investigadora y analista de medios.
Y agrega: “La cancelación en tanto juicio por mano propia no me parece que es válida de ninguna manera. Las sociedades modernas suelen tener un marco legal que tiene castigos, y un marco ético que orienta acerca de cuáles son los comportamientos adecuados. La ley tiene una sanción que está tipificada en el código civil. El marco ético no tiene sanciones, porque, por definición, la ética es una orientación, una contención. Por lo tanto, la cancelación es un comportamiento más ligado a la moral. En las sociedades de libertades garantizadas, la cancelación es marginal. Y suele haber más cancelación en sociedades reaccionarias. La clave es que nos hemos vuelto mucho más intolerantes en la medida en que nuestras libertades sociales están bastante condicionadas”.
Volver
“Hay movimientos condenatorios que son como burbujas, aparecen, explotan y desaparecen. Creo que tiene que ver un poco con nuestra idiosincrasia y también con nuestra forma de vida, porque vivimos conflicto tras conflicto. En otros países las cuestiones cancelatorias son mucho más potentes, perduran. Acá suceden pero en menor medida si lo comparamos con otros países. Acá te pueden cancelar y el tiempo hace que puedas volver a resurgir”, opina Batalla, el periodista que abordó a fondo el fenómeno de la cancelación.
“Lo que sucede con el caso de Jey Mammón, que lo distingue un poco de otras cancelaciones argentinas, es que estuvo la televisión metida de por medio. Hubo muchos minutos de aire y eso le da otra llegada. Generalmente muchas de las cancelaciones se dan en Twitter, y quizá las levanta algún medio o programa, pero mueren ahí. Al ser Jey una figura pública y estelar, cobra un rebote mucho más grande. Si el día de mañana empieza a aparecer en televisión, con el tiempo esto puede ir quedando atrás, para un grupo, y para otro no. Si el sistema te valida, lo más probable es que tu cancelación quede reducida”, desarrolla.
El sistema validó y evitó en otros momentos las cancelaciones de Marcelo Tinelli, por ejemplo, cuando la revisión condenó sus cortes de polleras, o del periodista de América Antonio Laje, acusado por ex compañeras de maltratos. También está el regreso a los medios de Roberto Pettinato o Ari Paluch, acusados de acoso. Pero ese mismo sistema le soltó la mano a Mammón, quien expresó su enojo y hasta inició demandas a varios periodistas: Ángel de Brito, Augusto Tartúfoli y Karina Mazzocco. “Esta semana nos vamos a ver en la mediación. Ahí seguiremos conversando lo que hay que conversar”, reconoció Mazzocco justamente a la salida de los Martín Fierro.
“El caso de Jey Mammón es muy particular porque ha tenido una espectacularidad innecesaria que daña a todas las partes. Es un ejemplo de cómo una crisis está mal llevada por el acusado, que en general tiene que manejarse con enorme mesura. Se tiene que ser muy cuidadoso con lo que se comunica, manejar un nivel de seriedad y sinceridad muy importante, estando, por supuesto, asesorado por sus abogados, y si los tiene, gente de comunicación que lo puede acompañar y guiar”, apunta Mariela Ivanier, quien dirige la agencia Verbo y es referente en manejos de crisis mediáticas.
También te puede interesar
por Maximiliano Sardi y Marcos Teijeiro