La cara pintada, un gorro con piel y cuernos de búfalo, el torso desnudo y con una bandera de Estados Unidos: este joven disfrazado con elementos de la cultura sioux y tatuajes celtas se convirtió en un emblema de los disturbios de ayer en el Congreso y expone una de las teorías conspirativas más divulgadas entre la ultraderecha que respalda a Donald Trump.

El nombre de este activista es Jake Angeli, aunque es mejor conocido como Q-Shaman por los seguidores de QAnon, un movimiento que sostiene la existencia de una sociedad secreta del poder que involucra a dirigentes del Partido Demócrata, multimillonarios como George Soros y Bill Gates, y algunos actores de Hollywood, que participan de una red internacional de satanismo y pedofilia.

El joven, que los medios de comunicación estadounidenses lo trazan como aspirante a actor y música, es oriundo de Arizona y desde 2019 suele instalarse frente a la sede gubernamental del estado para agitar varias ideas de esta teoría conspirativa que nació de un foro de Internet y que ubica a Trump como la persona que intenta sacar a la luz este complot.

En una entrevista con el diario Arizona Times, señaló que usa el gorro de piel, se pinta la cara y camina sin camisa como una forma de captar la atención de la gente a la hora de difundir su mensaje sobre el QAnon.

En febrero del año pasado, Angeli fue visto entre la multitud en un acto del mandatario saliente en Phoenix con un cartel que decía “Q me envió” y se encargó de divulgar las ideas de la teoría conspirativa.

“La bola de nieve está rodando y sólo se está haciendo más grande. Ahora somos la corriente principal”, dijo el joven en ese momento, citado por el diario The Arizona Republic.

Participó además de manifestaciones para exigir la reapertura de las empresas de Arizona cerradas por el Gobierno local como restricción para evitar la propagación del coronavirus.

También fue visto en protestas para impugnar los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre pasado, en donde el demócrata Joe Biden triunfó en el estado por menos del 0,3% de los votos.

Con su torso plagado de tatuajes de inspiración vikinga, como el martillo Mjolnir del dios Thor y un árbol de la vida, este activista acaparó ayer todas las miradas y llegó a sentarse incluso en el recinto del Capitolio en Washington DC en el que se realizaba la sesión conjunta de las dos Cámaras para certificar la victoria de Biden.

Consultado sobre cómo llegó a ser un creyente del movimiento QAnon, afirmó que descubrió muchas de las teorías que sostiene a través de su propia investigación en Internet.

“En cierto momento, todo encajó de alguna manera”, dijo y afirmó que el QAnon validó todas las creencias que tenía previamente.