Puede que sea fácil adivinar por dónde van los tiros tras haber dicho por activa y por pasiva que Super Mario 3D World es mi Mario favorito. Pero ojo, puede haber giros inesperados. Puede que, de buenas a primeras, Super Mario 3D World + Bowser’s Fury sea ahora mi nuevo Mario favorito.
Y es cómo decirle que no a un más y mejor en el Super Mario 3D World + Bowser’s Fury hace por fin justicia a la trillada frase. El añadido de Bowser’s Fury es una rareza lo suficientemente reseñable para venir a sumar y, por su parte, las mejoras en lo que ya era un juegazo en Wii U convierten a esta edición de Switch en una indudablemente más recomendable.
Un viejo conocido con nuevas sorpresas
A quienes vengan de aquella entrega con casi ocho años a sus espaldas -me han salido tres arrugas tras escribir eso- hay poco que decirles que no sepan ya. Lo que ya se veía de locos en Wii U luce aún más en Switch, convirtiendo cada salto, cada elaborado rinconcito de un escenario, en un momento formidable para sacarle brillo al modo foto.
El modo online que se suma al multijugador local para cuatro jugadores puede ser interesante para los que busquen exprimirlo por esa vía, pero es en el cooperativo de sofá, y más aún en solitario, donde Super Mario 3D World goza de más sentido.
Puede que no lo noten de primeras aquellos que lleven casi una década sin volver a pisar este Mario, pero lo que ya era un control finísimo gana una ayuda adicional imprescindible en forma de empuje a la velocidad de los personajes. Tanto en las pantallas como en el recorrido por su mapa, ahora todos corren a una marcha más rápida que, lejos de romper el juego, le sienta de maravilla.
Es lo que tiene haber creado una pieza de orfebrería, que por muchas vueltas que le des va a acabar brillando por todas sus caras. Y si hay una razón para que Super Mario 3D World se convirtiese en mi Mario favorito, y ahora pase el testigo, es precisamente por eso.
Una imprescindible rara avis
Como ya lo era su antecesor, el juego principal de Super Mario 3D World + Bowser’s Fury es una rara avis. No es el Mario de dos dimensiones clásico pese a recoger su estilo y estructura: una serie de niveles por los que avanzar de forma casi lineal. Tampoco el Mario 3D que tira de historia, libertad y formas de exprimir los niveles.
Como si el arcade de una recreativa de un futuro alternativo se tratase, Super Mario 3D World es uno y otro a la vez. Sí hay un mapa en el que ir saltando a cada nivel de forma ordenada o revisitando los ya superados, pero también hay un bocadillo que nos muestra qué nos queda por recoger en un mundo en el que no sólo nos limitamos a alcanzar el banderín final.
También tiene su parte de historia, aunque es más anecdótica que nunca, y sabe exprimir cada uno de sus niveles, pero no por la necesidad de rejugarlos una y otra vez para ir recogiendo estrellas -de hecho puedes conseguir las tres disponibles y el sello de bonificación en tu primer paseo-, sino por la maestría con la que dan forma a cada pequeño mundo del juego para presentar una idea, sacarle todo el jugo posible y luego saltar a otra cosa.
Al ofrecer un mundo 3D pero abandonar la libertad que se les presupone, los niveles de Super Mario 3D World son esa experiencia encorsetada -por su propio bien- que te lleva de la mano para mostrarte sólo lo que el creador quiere que veas, y te muevas por los retos tal y como él los ha ideado. Quién soy yo para negar o despreciar ese pulido al extremo.
La originalidad de Super Mario 3D World
Con un juego mucho más grande y duro de lo que pintan los primeros niveles, Super Mario 3D World se convierte en uno de esos titanes que parecen pequeñitos a lo lejos y luego van creciendo hasta gozar de una altura colosal cuando los tienes a tiro de piedra.
Un reto soberbio para los completistas y, a base de ayudas, también uno relativamente asequible para los novatos. Justo ahí, en ayudar a los más necesitados pero también enfocado en darle alas a los expertos, entra la novedad más destacada de esta edición: el traje de gato.
Por la verticalidad que ofrece, y la facilidad con la que puedes despachar enemigos y encarar saltos a gran velocidad, el “nuevo” disfraz entra de cabeza en el saco de las mejores transformaciones del fontanero, y supone un añadido tan celebrado en cada nivel como lo era la flor en los clásicos.
Cerezas que duplican protagonistas, cajas que disparan cañones y otras que te transforman en helicóptero completan una colección que, atada a la exquisita clase magistral de diseño de niveles que ofrece cada escenario, hacen de Super Mario 3D World un plato a rebañar para no dejar ni las sobras. El “no tiene un segundo malo” sigue siendo el apellido perfecto de esta entrega.
Bowser’s Fury, una razón para volver a caer
Con lo viejo ya controlado, toca saltar a lo nuevo, el modo Bowser’s Fury que sirve de coletilla a esta edición. Una muy grata sorpresa que, más allá de lo viralizable gracias a la presentación de un Mario superguerrero o un Bowser tamaño Godzilla, resulta ser una muy bien ejecutada rareza que fácilmente podría convertirse en clave para el futuro que está por llegar.
Es, como ya lo fue Super Mario 3D World, una mezcla de las dos caras de Mario, la del 2D y la del 3D, que vuelven a agitarse en una coctelera para dar paso a un estilo más acorde a los tiempos que corren. Tiene las distintas estrellas de cada nivel, convertidas aquí en soles gatunos, y también una historia breve y concisa que ir desvelando poco a poco, pero además plantea la posibilidad de abandonar el mapa en el que ir de aquí para allá al cambiarlo por un pequeño mundo abierto.
Goza de la rejugabilidad que se espera de un Mario a lo Super Mario Odyssey, con varios soles escondidos a los que acercarse en cada parte del escenario, pero también ofrece la linealidad que permite a los desarrolladores dar rienda suelta a su creatividad sin preocuparse de que te salgas del camino marcado.
Aunque curioso, menos reseñable es el hecho de poder combatir contra Bowser con una barra de vida sobre su cabeza, pero por suerte la idea cede hueco a sorpresas que, lamentablemente, no podemos recoger en este texto. Esquivar los spoilers sí permite, sin embargo, decir que hay mucho más de lo que parece a simple vista.
La opinión de VidaExtra
Quedan pocas dudas del cariño que le tengo al juego original y, de rebote, también a este Super Mario 3D World + Bowser’s Fury. Continuar por este camino, incluso atreviéndose a virar hacia lo propuesto por el nuevo modo, sería para mí la siguiente gran alegría que podría entregar Nintendo con el fontanero.
Pero más allá de gustos y fobias, entrando en esa parte tan objetiva que tan poco sentido acaba teniendo en textos como estos, hay una verdad que pesa por encima de todo al plantarse frente a Super Mario 3D World + Bowser’s Fury. La de que es un juego formidablemente bien hecho, una oda de amor a las plataformas y que, pese a tener casi ocho años de edad y haber llovido mucho desde entonces, sigue siendo el mejor plataformas al que me he enfrentado.
Imprescindible
Super Mario 3D World + Bowser’s Fury
Plataformas | Switch |
---|---|
Multijugador | Sí |
Desarrollador | Nintendo |
Compañía | Nintendo |
Lanzamiento | 12 de febrero de 2021 |
Precio | 48,99 euros |
Lo mejor
- Una clase magistral de diseño de videojuegos.
- Un juego enorme con decenas de horas para los completistas.
- El añadido de Bowser’s Fury es una muy grata sorpresa.
Lo peor
- Nunca está de más tener más novedades jugables.
- Que no sea aún más grande y largo.