Cuáles son las señales que me indican que estoy frente a una persona violenta, cómo me doy cuenta, cuáles son los riesgos… Todas estas cuestiones las responde y explica el psicólogo Alejandro Leiterfuter. La violencia de género es la segunda de las doce causas que Grupo Atlántida tratará durante todo este año en el marco de la campaña Principios 2021. 

Antes de profundizar sobre el tema, hay que tener en claro que la violencia en todas sus formas (violación, femicidio, parricidio, etc) es injustificable, y son distintas formas de manifestar una personalidad violenta. Podemos
comprender muchas cosas, entre ellas: la historia de vida del violento, el
contexto en el que vivió,etc. Pero aún comprendiendo su contexto, el violento, lastima; no solo el cuerpo físico, sino la vida emocional de su víctima.

Hay algunas cuestiones a considerar para empezar a identificar a una persona violenta. Su historia tuvo experiencias de violencia previa en las que fue víctima o ejerció la violencia desde una temprana edad (victimario).

Tiene amigos con historias parecidas, que forman parte de su grupo de aliados y defensores de sus conductas agresivas. Cuando habla, avala el castigo físico y la manipulación psicológica ejercida sobre las personas. En relación a sus aliados, descubrirlos es importante. Tan importante como descubrir quién le pone la botella a un alcohólico. ¿Por qué? Porque son las personas con cuya aprobación, mantienen en el tiempo la agresividad de ese individuo, con el único fin de que le devuelvan “con la misma moneda” cuando sean ellos los que ataquen a sus víctimas.

En relación al pasado del violento los estudios indican que pudo
haber tenido al menos dos historias. Una, en la que haya sido criado,
satisfaciéndole todos sus deseos. De esta manera, cree que satisfacerlo es un
acto de amor; y no satisfacerlo, se transforma en lo opuesto; un desamor, que genera en él, una furia, que comienza con descalificaciones, y amenazas para intentar recuperar el amor perdido por considerarlo justo.

La otra versión de la historia indica que las personas violentas han tenido un pasado en el que han sido víctimas de violencia de distinto tipo; desde físicas, hasta la indiferencia, que obviamente también es violencia. Puesto que esto se da en la primera infancia, interpretan que el amor debe ser eso.

Un niño necesita creer en sus padres para sentirse queridos, entonces transforma la realidad adaptándola a su conveniencia. El pensamiento que suele sostenerse desde chico es:”Mis padres me pegan porque quieren lo mejor para mí”.

Esta frase suele escucharse luego en la etapa adulta: “Yo me pongo así para
que entiendas que estás equivocada. Solo quiero ayudarte!!”.

La víctima suele llegar tarde a la denuncia, porque en primera instancia analiza el acto de sometimiento como algo aislado. En honor al amor que siente por su agresor, lo perdona porque seguramente tuvo “un mal día”. Luego lo perdona porque cuando pide ayuda a personas cercanas, la convencen de que algo habrá hecho para despertar su furia… “porque él no es así”. Entonces la víctima, entra en una etapa de desconcierto y duda de sí misma.

También aparecen en escena, “los aliados al agresor” que la convencen que van a hablar con él ( como si se hicieran los amigos de la víctima); cosa que nunca sucede.

Paulatinamente la soledad y el desconcierto se apoderan de la persona
agredida. Cuando el violento se entera de que la víctima empezó a pedir
ayuda, aparecen las amenazas y la frase de que “Los trapitos no se ventilan
fuera del hogar… se secan dentro”. Más tarde, si la víctima sigue pidiendo
ayuda, la amenaza aumenta en intensidad; siendo el blanco de las mismas, las personas mas próximas, amigas, o familiares cercanos.

Esto despierta temor por lo que puede pasarle a algún ser querido. La víctima se calla y a cambio de su actitud, suele recibir premios/regalos del victimario; que van acompañados de palabras amorosas de reconquista. Ya absolutamente confundida, la víctima, interpreta los regalos y las palabras emitidas como un acto de amor, y le da una nueva oportunidad. Mientras tanto no es consciente que está entrando en la trampa del violento.

Todo parece estar bien hasta que de repente, por una insignificancia, se despierta nuevamente el monstruo, y aparece el golpe. El pretexto del violento es que la víctima parece no aprender a funcionar adecuadamente y no queda otra opción que utilizar “métodos no deseados”. La frase es: “No me das otra opción que mostrarte quien manda aca. Si seguís así, te voy a matar, pero primero voy a matar a tu hermana y/o amiga y/o madre y/o padre para que veas hasta donde puedo llegar si no me
hacés caso”.

La víctima atormentada, elige el silencio para proteger a sus seres
queridos. Pero el cuerpo habla. Aparecen los moretones, cicatrices diversas,
retraimiento social, falta de rendimiento académico y/o laboral. Las voces que la víctima calla, ya no logran tapar las manifestaciones de las heridas físicas y del déficit del rendimiento actitudinal en sus distintas áreas de la vida cotidiana.

Los seres queridos, y/o compañeros de trabajo y/o estudio ya
notaron lo que está sucediendo, y comienzan a incentivar a la víctima para que actúe; denunciando a la autoridad competente y tomando distancia de su agresor. Pero la víctima teme lo peor y rechaza las sugerencias. No lo cree capaz de llegar hasta donde sus amenazas indican. El silencio se transforma en una actitud con la que cree protegerse.

Algunas se dan cuenta de la situación y toman distancia del agresor; otras ya inmersas en el miedo, solo les queda su cuerpo para considerarse vivas; otras quedaron sin vida con seres queridos que gritan por una justicia que no logra dar respuestas rápidas, ni empáticas, ni eficaces. Mientras tanto, en la calle, alrededor de cualquiera de nosotros, hay muchos monstruos sueltos con “hambre de seguir comiendo víctimas de una sociedad sin respuestas”.

Resumiendo:

  • Si estás al lado de alguien que te agrede, no lo dudes… Estás con un violento.
  • Si estás con alguien que amenaza a tus seres queridos y a vos misma, no lo dudes… Estás con un violento.
  • Si estás con alguien premia tu silencio, no lo dudes… Estás con un violento.
  • Si estás con un violento, no lo dudes… ¡¡¡Denúncialo!!!!

Te invitamos a ser parte de esta experiencia utilizando en las redes #Principios2021, #NiUnaMas2021.