Empezó su carrera hace más de 30 años, y vivió de todo gracias a la música. Hoy, a 55 años y mientras prepara un disco inédito, Javier Calamaro decidió hacer un programa televisivo. Sin saber mucho del medio -aclara que no ve ni conoce qué sucede en la actualidad en la pantalla chica- se anima al formato reality, muestra a su familia y abre las puertas de su hogar. “Estoy muy contento con este programa, con un formato muy original, que nosotros lo vemos como un reality, si bien cocinamos y tenemos un invitado para agasajar, comemos, charlamos de sobremesa, cantamos, es una cosa muy familiar”, comienza diciendo Javier con felicidad en charla con el portal Diarioshow. El cantante se mete a explicar de lleno la génesis de todo: “Surgió a partir de esto que hacemos todos los argentinos que es cocinar para los amigos, compartir, invitar, celebrar un encuentro y sobre todo celebrar la familia».

En el ciclo estará acompañado de toda su familia.

Tantas veces de hacer asado con mis amigos, comidas, fiestas, agasajos, nos planteamos con mi mujer por qué no transformar eso en una celebración pública. Yo venía de cocinar para un programa, ‘Rock N’foodball’, así fue que me animé a cocinar en la tele por primera vez. Me gustó la experiencia, entonces esto se dio naturalmente”, continúa. A pesar de ser la cara más conocida de “La cocina de los Calamaro”, que se estrena el domingo 4 de julio, por el Nueve, a las 13.30, Javier dice que no conducirá: “Cuando vean el programa se van a dar cuenta que invitamos a los amigos y nos ponemos a charlar. Depende del día. Romeo, mi hijo mayor, participa y puede preguntar lo que quiere, lo que le preguntaría cualquier chico de 19 años, lo mismo hace mi mujer y hasta la beba participa». Pero más allá de su gusto por la cocina y el encuentro con amigos, el hecho de grabar en su propia casa y contar con su esposa e hijos como parte del proyecto resulta extraño. Sobre ello, revela: “Hay un mensaj. implícito en todo esto que queremos transmitir, que es honrar a la familia, que al fin y al cabo es la única institución que nunca nos defrauda, y es la más importante de todas. La primera, y será la última también”.

El primer invitado es L-Gante, artista joven que suena en todos lados, pero que a primera vista parece muy lejano de Javier. “Digamos que la gracia de esto radica en la variedad. Son desafíos distintos. Siento empatía con L-Gante pese a que somos de mundos diferentes y generacionalmente, él tiene 21 y yo 55. Sé que hay un punto de conexión y eso es lo que voy a buscar. Mi condición de productor y músico me hizo encontrar con muchos colegas más grandes y más chicos que yo, y eso me predispone a encontrar ese costado que compartimos”, explica. También confiesa que siente respeto por él y que “me siento más allá de cualquier diferencia generacional. Por más que necesite un diccionario para interpretar lo que dice, sé bien lo que está transmitiendo. Lo llamo porque quiero contarlo entre mis amigos, tan sencillo como eso. Intuyo que va a haber afinidad”. Más allá del protagonista de esta semana, el vocalista siente que no tiene prejuicios musicales y concluye: “He cantado con más artistas de cumbia que de rock, porque siempre me dio curiosidad ver como es el otro mundo. Tener una pata en este y otra en lo que no conozco, que sea de cumbia, de suburbio, de juventud. De las diferencias, aprendés. Pero no es que solo me enseñan a mí, sino que los dos nos enriquecemos mutuamente”.