No sé si hubo un momento puntual que me hizo pensar que quería hacer esto por el resto de mi vida”, cuenta Olivia Holt. Se refiere, claro, a su carrera en la industria del entretenimiento en Estados Unidos, donde desde muy pequeña ha sido una actriz del universo de las sitcoms infantiles, y cantante. Holt ha pasado por muchas series y posee una experiencia que pocas celebridades teen hoy tienen. Sigue: “Siempre me di cuenta de que era creativa, que quería cantar, que quería contar. Tenía 12 años cuando hice mi primera serie. Y ya desde ese momento sentí que era la vida de otra persona. Hay algo extremadamente marciano en vivir una vida desde la actuación. Nunca terminas de darte cuenta de que es real. Pero siempre sientes algo extraño, feliz, asfixiante, poderoso, pero diferente de todo”.
Esa vida marciana de la que habla ahora está de festejo: Cruel Summer, la serie adolescente que protagoniza para Prime Video, es un suceso. Acaba de ser renovada para una segunda temporada, y su rol como la chica más popular del colegio que es secuestrada y cambia sus modos es celebrado como ninguno de sus trabajos antes.
—La serie muestra a tu personaje en diferentes años, desde su popularidad a su aspecto introvertido después del secuestro. ¿Cómo fue ese proceso de trabajo tan radical? ¿Filmaron las secuencias en orden cronológico?
—No filmamos de forma cronológica, aunque eso hubiera sido más cómodo. Pero a veces no se puede. Por ende, oscilaban las escenas entre los diferentes años. Fue muy extraño filmar así. Una cosa es cambiar sets, humores, momentos del relato. Pero era casi hacer dos personajes distintos, uno luminoso y el otro harto. Con experiencias distintas. Había muchos cambios de ropa, eso te puedo contar, y por supuesto ejercité mucho mi mente, al generar a esta adolescente en crisis.
—¿Cuán importante es para vos poder contar una historia que ha superado el mero estigma de “serie adolescente” y convertirse en algo más?
—Es tremendamente importante. Ser parte de algo que no solo se jacta de ser entretenimiento es crucial, simplemente porque más allá del acto de llevarte a un momento, a una historia, por una hora o dos, o por una temporada, quizás hoy haya que hablar más que nunca antes del mundo, de lo que está pasando, de lo que se vive siendo adolescente.
—En ese sentido, ¿qué historias te gustaría ver en el futuro? ¿Qué creés que vale la pena contar hoy?
—Hay tantas historias diferentes que no se han visto, tantas formas de ver el mundo que no han sido filmadas. Pensando en ese aspecto, todos sabemos la respuesta. Si he de ser sincera, soy muy enamorada del cine y las series cuando son enormes, es decir, el cine de época, los relatos de diseño enorme. Me encanta cuando hasta el set te conmueve.
—¿Cuán divertido fue el set en términos de diseño?
—Fue muy adorable y profesional. Todos lo hicieron un set genial. La gente que trabajó allí lo hizo algo muy potente. Fue un momento hermoso filmar con todos. Cada departamento hizo un enorme y genial trabajo. Yo empecé haciendo música cuando era joven y esa era una vía para sacar afuera mi creatividad, para entender el mundo, la industria, lo malo y lo bueno de esto. También para entender el vínculo que algo que creas puede tener con quien lo consume. Un set te genera un sentido comunal del trabajo y la responsabilidad.
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