En el verano de 1991 se realizó a orillas del lago del Rosedal de Palermo el Festival de Pianos en el Escenario del Lago. El ciclo contó en su programación con presentaciones de grandes artistas argentinos como Horacio Salgán, Baby López Fürst, Eduardo Lagos, el Cuchi Leguizamón, Litto Nebbia, Pablo Ziegler, el Mono Fontana y Horacio Larumbe. 

Lamentable e increíblemente, no hubo grabación ni registro alguno de ese evento. El Mono Fontana, que estuvo presente como público del concierto de Salgán, lo grabó por sus propios medios con un walkman. Si no fuera por él, aquella música sería todavía un tesoro reservado solamente para quienes pudieron estar físicamente allí ese día. 

Como resulta lógico, esa grabación comenzó a circular entre los músicos de Buenos Aires, ya que era sumamente inusual que Salgán tocara su repertorio en formato solista: generalmente encaraba sus conciertos a dúo con el guitarrista Ubaldo De Lío, con el Quinteto Real o –en otros tiempos– con su Orquesta Típica.

En mi historia personal hay un antes y un después de conocer la obra de Horacio Salgán.

Siempre fui un amante de la música clásica y del jazz; sin embargo –y por más que conocía la obra de Ástor Piazzolla y unas pocas piezas de tango tradicional–, el género no me había despertado el mismo interés que los anteriores. 

Fue cuando escuché por primera vez el álbum Trayectoria, del gran maestro Salgán –en especial la versión de Los mareados interpretada por Salgán-De Lío– que sentí que un tango me brindaba todo lo que estaba buscando: la riqueza armónica del jazz, una estructura sólida comparable a las grandes formas clásicas y un inconfundible fraseo tanguero en sus melodías y ritmos que terminó por atraparme para siempre. Tal importancia tuvo para mí descubrir esta nueva forma de concebir el tango, que decidí orientar mi carrera hacia este género: definitivamente yo quería sonar así.

Es sabido que Horacio Salgán, además de centrarse en el tango, fue un gran pianista de música clásica, de jazz y de música brasileña. Todo esto se manifestó en su manera de abordar el género: la música clásica le aportaba destreza técnica; el jazz, armonías coloridas y la música brasileña, complejidad rítmica. 

Comencé entonces una búsqueda tan prolongada como infructuosa de partituras de su música, y descubrí que Horacio Salgán era portador de una memoria tan prodigiosa que le permitía no escribir los arreglos que hacía para piano, pudiendo tocarlos siempre igual –o con mínimas diferencias–: muchas veces no existía ningún registro escrito de lo que interpretaba. Fue así que inicié un estudio minucioso del género, que eventualmente y con algo de suerte me llevaría al sonido que tanto me había cautivado. Todo esto condujo a que la grabación de Horacio Salgán Piano Transcriptions, el disco que contiene los arreglos que transcribí, haya sido un desafío tanto técnico como estilístico: se trata, sin lugar a dudas, de los arreglos de tango más complejos que he encontrado jamás.

Producto de esa pesquisa, 17 años después de aquel primer encuentro con la música de Salgán, presento este disco y libro de partituras, un trabajo que creo que aporta al legado de la obra del gran pianista y compositor, y que espero les haga más leve el camino a aquellos músicos y músicas que admiran su obra, y les permita explorarla desde el análisis y la interpretación. En estas partituras podrán encontrar infinidad de recursos que les serán útiles incluso para escribir o arreglar. 

Como hacía el maestro con todo su repertorio, sentí que debía tocarlo de memoria para meterme de lleno en su forma de trabajar y, también, para concentrarme lo máximo posible en cuestiones de toque y fraseo, sin perder energía en leer las notas.

Este proyecto se propone rescatar un material histórico invaluable, para hacerlo accesible tanto al público general como a artistas que estén interesados en la maravillosa música de Horacio Salgán, indiscutible gloria del tango.

*Músico, autor de Horacio Salgán Piano Transcriptions.

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