Es fácil creer que el lugar de donde vienen personajes nobles es, valga la redundancia, noble. Pero las industrias culturales, y sobre todo aquellas nacidas en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX son conflictivas. Y una industria como los cómics, que evolucionó en el imperio más grande la historia de Hollywood, es decir, una industria como Marvel, lejos está de la fantasía romántica que notas de prensa/publicidad buscan imponer. Marvel, sí, logró trasladar desde 2008 hasta aquí, desde Iron Man hasta su actual Eternals, la dinámica que dió vida a 80 años de superhéroes en el papel: una cronología común que despierta un interés que excede a los personajes particulares. Una dinámica siempre considerada de culto que fue adaptada al Hollywood de las grandes e imposibles imágenes (el computarizado) y al modelo de creación en serie (aquel donde la franquicia vale oro). Marvel se hizo gigante e imperio en los guantes blancos y ratones de Disney. Se creó una comunidad global: todos hoy saben de Marvel, ven sus series, films y compran sus productos. Es fácil creer en el corazón de esas historias, porque ese ha sido también un punto de venta: ¿cómo vender superhéroes sin romanticismo? Pero finalmente la gran verdad de los superhéroes aparece finalmente en la pantalla y en estudios de abogados: los superhéroes son una industria cruel para con sus reales creadores, para con aquellos nombres que se sentaron, escribieron y dibujaron el material que hoy vale miles de millones de dólares. Y Disney, Marvel, no vino a cambiar una costumbre que es tal desde que Superman saltó por encima de su primer edificio. 

La demanda. Lejos de los ideales de nobleza que Eternals se desespera por mostrar (primer beso gay en el cine de Marvel, primera actriz muda en el universo Marvel, y así los récords vergonzosos del medio), Walt Disney Co. decidió a fines de septiembre responder con acciones legales contra ex dibujantes y guionistas de Marvel Comics. Puntualmente, contra las familias herederas que intentan, a 60 años de la creación de los personajes clásicos del género, reclamar derechos de propiedad y terminar con la propiedad de Marvel. La disputa se basa en la ley de 1909,  y las familias comienzan a prepararse cara a los 60 años, fecha donde podrían recuperar los derechos. Entre los personajes creados hace seis décadas atrás, aparecen Iron Man, Spider-Man, Doctor Strange, Daredevil, y muchos muñecos de acción más. Hay que saber que a lo largo de los años 60, Stan Lee y dibujantes como Jack Kirby y Steve Ditko, y muchos más, fueron los fundadores de estos relatos que ahora son devuelta fenómeno. 

La idea de Disney era responder a las familias de estos artistas, todos muertos excepto uno, que comenzaron a generar reclamos por la terminación de la propiedad por parte de Marvel. Antes de seguir, es vital establecer una idea clave: Marvel, o DC Comics, al menos legalmente no están obligados (por ahora) a un pago extra a los creadores. Es el argumento de Marvel, de Disney: que esas contribuciones fueron realizadas bajo la figura legal de “trabajo contratado”, es decir, la propiedad intelectual es de quien pagó la mano de obra e hizo el pedido, y registró, y no de la mano de obra. El abogado Marc Toberoff es uno de los nombres que más ha peleado y desde hace años para cambiar eso. Hoy representa a varias familias de nombres como Larry Lieber (hermano de Stan Lee), Don Heck, Don Rico, Gene Colan, Steve Ditko contra Marvel Characters Inc. Hay una base en estos reclamos: lo que las familias buscan es una mayor retribución. Es lógico que no busquen quitar las creaciones, sino un mejor trato. La pregunta es ¿corresponde o no? Es Marvel ¿culpable o inocente?

El debate. Jerry Siegel y Joe Shuster crearon a Superman. Lo vendieron a DC Comics. Su desgracia décadas después del éxito implicó que Neal Adams, un dibujante muy famoso del medio, los rescatara, exhibiera su caso aprovechando el aniversario de Superman y lograra un arreglo económico para dos amigos que estaban viviendo cerca de la pobreza mientras que DC Comics hacía millones de dólares anualmente con el kryptoniano. En 2009, justo cuando Marvel es vendida a Disney por 4 mil millones de dólares, la familia de Jack Kirby, el nombre más importante del medio a la hora de los personajes más famosos (todo Marvel prácticamente nació de sus adorados lápices) despachó cientos de “terminaciones” por sus personajes. Toberoff los representó. Recién en 2014, y después de apelar el fallo a favor de Marvel, la familia de Kirby finalmente pudo generar un arreglo lejos de la corte. En 2021, Ed Brubaker, cocreador del personaje Winter Soldier, popular en la saga del cine de Capitán América, y responsable de argumentos que Marvel ha usado en sus films y series, dijo el podcast de Kevin Smith: “No hay nada que frene a Marvel de observar cuanto de lo que creamos han usado y que digan ‘¿Saben que? Vamos a intentar ajustar el estándar, así no se sienten incómodos con esta situación’”. ¿De qué montó se está hablando, entonces? Bueno, Brubaker admitió que sus pagos residuales por su cameo “como actor” en Capitán América: El Soldado de Invierno (que no existiría sin su cerebro) eran mayores que el cheque que le enviaban por cada producción desde Disney. 

Marvel hizo 2.800 millones de dólares con Avengers: Endgame, la segunda película más taquillera de la historia. La mayoría de los creadores de estos personajes reciben un cheque por 5000 dólares y una invitación a la premiere. Y reciben también un saludo en los créditos finales. Brubaker ha aclarado que todos en Marvel han sido siempre amables con él, y habló incluso de Kevin Feige, el mandamás de Marvel y versión moderna de Stan Lee. Pero aun así, su enojo sigue.

El creador Jim Starlin contó que por una versión de un personaje suyo en un film de DC Comics le pagaron más que por Thanos, Gamora y Drax en la Marvel Guardianes de la Galaxia. El creador se quejó, salió en notas y se generó un arreglo. 

El debe. Todo apunta, al menos por ahora, a una respuesta ética de quienes hacen miles de millones con personajes que de por sí nacieron en una industria que mutaba década a década. Así como nadie imaginaba que Superman sería tan popular y una usina de dinero en 1938, nadie imaginaba que personajes como Shang-Chi, Groot, Thor o Spider-Man seguirán vivitos y facturando como nunca antes. Marvel quiere renovar a los superhéroes, pero no finalizar el maltrato para con los creadores. Quiere diversidad, pero no reconocer a quienes fundaron sus cuentos. Y siempre busca hablar de legado, sin creadores. El abogado Toberoff lo dice fuerte y claro en Los Angeles Times: “No se equivoquen con estos nuevos problemas legales que se dan hoy: ‘la amiga de los artistas’ Disney está detrás de esto. Básicamente, estos casos dan cuenta de la anacrónica y muy criticada interpretación de la idea de ‘trabajo contratado’ nacida en la Ley de Propiedad Intelectual redactada en 1909, una ley que necesita ser modificada ya”.

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