John Cena siempre se ríe de su nombre. ¿La razón? Cena entró al mundo del espectáculo como luchador, es decir, como artista de lo que se llama en Estados Unidos “wrestling”. En nuestro idioma: lucha libre. A la hora de ese universo, fastuoso y grasoso por igual, teatro y verdad (por suerte, no por igual), lleno de farsa y corazón, la mayoría tienen un nombre. Un gran y ridículo nombre. John Cena, por alguna razón que todavía le causa gracia, decidió ser John Cena. Considerando que la estrella más grande del planeta hizo el mismo camino (luchador y actor: Dwayne “The Rock” Johnson), Cena no la tiene fácil. Pero al igual que The Rock, son su distancia, Cena ha logrado generar su universo, apareciendo en comedias que aprovechan su cuerpo atlético para bromas pesadas o en shows como Last Week Tonight con John Oliver. Cena sabe alterar el marco de expectativas, o reafirmarlo, cuando la ficción se pide. Su mejor criatura hasta hoy es Peacemaker y ahí aparece el nombre James Gunn.
Gunn es uno de los directores geek más exitosos del momento. Saltó a la fama global con Guardianes de la Galaxia, la saga de Marvel, y ahora desembarcó en DC con una franquicia querida pero golpeada, El Escuadrón Suicida. Ahí surge Peacemaker como empresa común entre Gunn y sus ganas de jugar con los superhéroes: una serie de HBO Max con las desventuras de un Adonis white trash que canta cada hit hair rock de los 80 como si fuera un himno y que corretea gritando que Batman es un cómplice involuntario porque no asesina a los dementes que encierra y después escapan una y otra vez. Cena y Gunn hablaron PERFIL sobre la serie que todo el mundo celebra y qué le está cambiando el rostro y tono al universo de Superman y la Mujer Maravilla, DC Comics.
—John, tu forma de hacer comedia ha aparecido en varias ficciones y casi un estilo que si bien responde a cierto zeitgeist actual, también es muy personal tuyo ¿cómo te ves como comediante y de dónde crees que sale ese vínculo tuyo con el ridículo?
JOHN CENA: Suena ridículo, pero, primero, creo que estas siendo muy amable al respecto de mis habilidades para la comedia. Pero, y segundo, antes que hablar de tal o cual director, o tal o cual programa de TV, siento que si hay algo en mi comedia a entender, es decir, a determinar de dónde nace, tiene que ver con algo mucho más mundano: crecí en un hogar rodeado de cuatro hermanos. Obviamente era un permanente “romperte las bolas”, entre unos y otros. Eso generó creó una dinámica que si bien cualquiera conoce, en mi caso creo no es tan difícil de ver que entiendo a la perfección como ser la persona que rompe las bolas, y, obvio, como ser la persona a las que se las están rompiendo, sea desde la humillación o desde el hartazgo. Eso hace que desde el vamos, antes de las luces, de las alfombras rojas, del éxito o lo que se parezca, aprendas, en el mejor de los casos, a ser humilde, y que no hay problema alguno en ser el receptor de la broma. Y, por supuesto, te genera cierta resistencia, en términos de poder aguantar, a la hora de las bromas pesadas contra vos. Podría poner los orígenes en cualquier otro lado, pero está ahí: cuatro hermanos más que listos para torturarte con amor verbalmente, y vos empezando a lanzar tus primeras cargadas contra ellos.
JAMES GUNN: Me gustaría agregar algo: tu trabajo como superestrella en la lucha libre. Creo que la comedia es timing, el momento exacto, pero también lo es el hip-hop. Creo que le perdiste miedo a los grandes escenarios ahí, y eso te da un impulso si la comedia te genera algo. Entendiste, siento yo, lo que implica el timing en la comedia, y eso es una habilidad física. Tenes la habilidad de encontrar cosas que otros no ven, y de actuar en el momento, de improvisar. Eso solo puede venir de la práctica, pero también de una forma de ver el mundo. Eso tiene que ver mucho con lo que decías, pero también con procesar la comedia que viste en tu vida, con entender que el absurdo no quita, no sé, poder en el caso de la lucha libre, o arte en el caso del cine.
—James, en ese sentido, Peacemaker es una serie que muestra el absurdo de los superhéroes, pero en este caso hay tanto cinismo como amor por los mismo. ¿Cómo generas esa fórmula y que límites tiene?
G: Yo crecí leyendo superhéroes. Como adulto, y por ser honesto, incluso cuando era chico, quería contar historias de superhéroes, pero siempre aparece esa pregunta ¿qué tal si los superhéroes fueran reales? Y después aparece la otra ¿qué es verdad, ser verdad, a la hora de los superhéroes? Por ejemplo, el trabajo que hago con Guardianes de la Galaxia creo se acerca más a la ópera espacial, al aventurero espacial. El Escuadrón Suicida tiene algo de superhéroes, pero es el factor de los supervillanos reunidos lo que lo hace funcionar. Es alteración, claro, pero no es género puro. Peacemaker es un superhéroe/supervillano/un tipo en un disfraz que no debería hacer lo que hacer lo que desde varios puntos de vista. En este caso, pude traer un poco de nuestra Estados Unidos reciente, y sus problemas. No en serio, no de forma quirúrgica: todo aquí opera por la caricatura. Pero yo sé todo lo que las caricaturas pueden decir sobre el mundo.
—¿Cómo trabajaron juntos el vínculo? Hay instantes donde parece dominar la improvisación, y muchos otros donde domina la visión.
C: En mi caso, lo puedo definir con una sola palabra: confianza. Había una confianza plena de mi parte en James Gunn. Entiendo que Peacemaker es un personaje que en las peores manos te puede decir muy mal parado. Leí mucho el material, y de inmediato me generé un idea. Si bien sabíamos lo que era el personaje, por el film El Escuadrón Suicida, esto tenía que tener una imagen propia y sostenerse. Tenía miedo de ser un personaje de una nota. Pero al leerlo podría entender su mundo, su curaduría, como yo era una pieza en algo mucho más grande. Esa fe en James me permite generar un personaje, y me permite recibir sus consejos, su forma de crear historia, de montarla y cuidarla. Yo solo tengo los ojos del personaje. Pero James es un gran director para tenerle fe. Por ejemplo, no veía las filmaciones, y James me dejaba verlas. No quiero producir yo, es confiar en James.
G: Sé que John tiene una imagen poderosa, no estoy creando la roca, simplemente la aprovecho: la humanidad, la vulnerabilidad, el absurdo. John tiene esa magia, y verlo convertirse en algo cada vez mejor. Sé que él no cree que es un actor, pero verlo crecer es realmente un lujo. Yo creo que es un lujo de comediante y de actor.
Las aventuras intergalácticas
Uno de los lujos de James Gunn es que parece poder cumplir su sueño: hacer historias de superhéroes, de diferentes tamaños y ayudar a estirar la, al parecer, cuasi infinita vida del género. Pero eso no quiere decir que no viva problemas. El más sorprendente y público de ellos tuvo lugar recientemente: Chris Conrad era el actor elegido para interpretar al personaje Vigilante, una especie de orate a quien nada le importa con la idea de ponerse un traje y asesinar (creyendo que hace justicia). Filmaron hasta cinco episodios con él, y después por diferencias creativas, Gunn y Conrad partieron hacía diferentes horizontes. Gunn estaba dispuesto a filmar todas las escenas con el personaje nuevamente, pero el problema era ¿quién podría hacer ese trabajo tan rápido? Así fue que le escribió “para testear si era un mala onda” (tal como puso en su Tweet el director) a Elizabeth Banks, que había trabajado con Freddie Stroma, el candidato. Banks le dió el ok, y así uno de los personajes más irreverentes en el universo DC en pantalla nació.
Actualmente, Gunn se encuentra filmando a sus Guardianes de la Galaxia, los personajes clase C de Marvel que el cine hizo estrellas y que Gunn hizo una de las películas más personales del universo. Es la tercera y última entrega de la saga, pero además, está filmando un especial de Navidad para Disney +. La gente quiere segunda entrega de Peacemaker pero por ahora no hay noticias al respecto.
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