Hay actores con talento supremo que hacen el proyecto interesante con su mera presencia. Otros, casi la mayoría, necesitan de circunstancias realmente apropiadas. El rol concreto, cineastas que sepan cómo utilizarles, etc. Amber Heard es uno de esos, y para su desgracia su filmografía esta lleno de casos donde no tenía ni el rol necesario o el director con el que se juntó no tenía el día -una pena que le tocase el John Carpenter más gris en ‘Encerrada‘-.

Pero sí que ha tenido sus momentos, los suficientes para no descartarla de plano -ahora, si la quieres descartar por otros motivos, es tu derecho-. Zack Snyder claramente vio algo en ella para que formarse parte de su Universo DC, y la verdad es que en ‘Aquaman‘ funciona. Algo vio también en ella Steven Soderbergh -que siempre ha tenido ojo clínico para el casting- para formar parte de ‘Magic Mike XXL‘, una de las secuelas más infravaloradas de la última década y que tenemos disponible en HBO Max.

Baile y camaradería

Soderbergh en concreto no dirigió esta secuela a su película ‘Magic Mike‘, pero sí que metió mano tanto en la fotografía como en el montaje, que firma con pseudónimos. Gregory Jacobs cogió el testigo para esta improbable secuela del éxito de Channing Tatum, quizá con no todo en su favor para triunfar pero ha conseguido volverse una sensación de culto gracias a su considerada mirada a estos personajes y al mundo de los trabajadores del espectáculo.

Para desubicados, ‘Magic Mike’ seguía a un grupo de strippers de Tampa, Florida, y Tatum interpreta al personaje que da título a la función que quiere retirarse en lo más alto y buscar una vida sencilla y estable, con pareja y trabajando de carpintero. Así le vemos en el inicio ‘Magic Mike XXL’, tres años después, pero no resulta todo tan satisfactorio como esperaba. Funciona, pero. De repente, su antiguo grupo de strippers le pide salir del retiro para un último gran baile en la gran convención del gremio en Myrtle Beach.

Desde ahí, la película se lanza de lleno al género de viaje en carretera, con un argumento que cabe en un pósit porque su interés está en otra parte. Jacobs crea fabulosos momentos de intimidad entre estos personajes, que podrían ser absolutamente ridículos sacados de contexto, pero tanto secuela como película original se encargan de mirar con curiosidad y cariño. En las pequeñas paradas en el camino va creando momentos de camaradería masculina, de relaciones que necesitan ser reparadas y de peculiar autoreflexión.

‘Magic Mike XXL’: hedonista, hilarante y tierna

Todo esto sin renunciar a lo que debería ser obvio en una película así. Aunque he dicho que no los vuelve absolutamente ridículos, les deja cierto espacio para resultar hilarantes y absurdos. Y sexis también. Los bailes resultan todo un espectáculo que está rodando con increíble gusto, manteniendo el erotismo mientras añade un punto de hedonista diversión. Consigue manejar eso con los momentos de vulnerabilidad, que dejan interesantes reflexiones sobre el mundo de espectáculo en general -no sólo este sector-, notándose ahí la astucia metanarrativa de Soderbergh.

No hay mejor momento para mostrar lo conseguido de su ejercicio que un impresionante número musical en una tienda mientras suena el ‘I Want It That Way‘ de Backstreet Boys. Es exuberante, delirante, divertido, pero también lleno de corazón y ternura por los personajes y el vínculo que forman.

Otro ejemplo es la triunfal interpretación de Channing Tatum, que junta presencia física con meditada vulnerabilidad. Consigue tener química con todo el mundo, incluyendo una Amber Heard en un papel secundario como supuesto nuevo interés romántico que consigue estar en un registro acertado, dando más miga al papel de lo que Cody Horn conseguía en la original.

Era un equilibrio imposible de lograr, pero ‘Magic Mike XXL’ sale triunfante del reto para justificar por completo su existencia. Una joya que es toda una oda a la amistad, a la dureza de seguir en aquello que te apasiona y sobre las fracturas en nuestras relaciones. Una película de strippers no tenía por qué ser tan sutil y profunda, pero lo consigue sin dejar de lado la fiesta.