¿Cómo hizo Ricardo Liniers Siri, conocido abreviadamente como Liniers, para que Matt Groening, magistral creador de Los Simpson (consagrada como la mejor de la historia en esta encuesta de Clarín), le escribiera un prólogo a Macanudo. Bienvenidos a otro lado, su última tira cómica de reciente publicación? Lo cuenta el propio inventor de Homero: había venido a Buenos Aires en 2005, se había comido dos porciones de pizza en Güerrín y, en sus propias palabras, llegó «tambaleándose», según contó, a la librería El Ateneo Grand Splendid.
Se metió hasta el fondo del local en busca de los cómics y ahí lo descubrió: “Macanudo, título principal de varias compilaciones de tirar diarias dulcemente alucinógenas de un tal Liniers” (lo escribe así en el prólogo).
La cosa no quedó ahí. Se lo comentó a su pareja, la artista argentina Agustina Picasso, que le respondió: “Claro, Liniers, soy amiga de su hermana”. Esta casualidad –sumada al hecho de que los dos se autorretratan como conejos– hizo que alguna vez se cruzaran en persona.
Esa cercanía animó a Liniers a animarse a pedirle algunos años después de estas anécdotas “unas líneas” para esta nueva publicación de Macanudo, la mítica tira surgida en 2002 en la que Enriqueta, Olga, los pingüinos y otros seres fantásticos componen un mundo onírico. Con tanta suerte que terminó en un divertido prólogo en donde Groening define lo que hace el argentino como “el Arte de la línea relajada Virtuoso-Friendly, con colores perfectos que lo potencian todo”.
Ahora, ya mediados de 2023, Liniers, que vive con su familia en Vermont, Estados Unidos, se queda en el país “por unos meses a cargarnos de argentinidad” (se vienen nuevos proyectos y giras con Kevin Johansen) y charla con Clarín Cultura en la librería El Ateneo, el mismo lugar donde hace 18 años Groening hizo su descubrimiento de Macanudo y hoy lo tiene como su prologuista. Además, este domingo a las 15.30, firmará ejemplares en la FED (Feria de Editores), que se desarrolla en el C Complejo Art Media (Corrientes 6271).
Pero además este viernes se supo que producirá junto al escritor Hernán Casciari una serie o largometraje animado sobre la infancia del Dibu Martínez: a estrella de la Selección Argentina, el dibujante y el escritor se conectarán por Zoom para escribir y dibujar la histori de un niño de 12 años que quiere ser el mejor arquero del mundo. Producida por Orsai Audiovisuales tendrá el título Emi On Off.
–¿Cómo fue que Matt Groening hizo el prólogo?
–Son esas cosas que me pasan, que es rarísimo, porque no es solamente que vino acá comprar los libros, sino que él está casado con una amiga de mi hermana, con Agustina (Picasso). Y Agustina es un personaje adorable y yo creo que le dijo ‘si Ricardo te pide algo, lo hacés’. Fue muy divino y generoso. Pensé que me iba a mandar dos o tres frasecitas, pero me escribió ¡un prólogo!
–Muy divertido además.
–Y la belleza. Él es el rey de la ironía. Los Simpson en 2000 años van a ser para la gente que cree en Homero y la gente que no cree. Es lindo tenerlo ahí. Además los dos nos dibujamos como conejos. Le dije que si a mí me cortaba las orejas era Milhouse.
–¿Por qué le decís “etapa nueva” a este Macanudo?
–Llegamos a la publicación 15 y aflojamos con los numeritos. Es una etapa en la que hay un cambio, pequeño cambio, pero para mí fue sustancial. Empecé a publicar la historieta en Estados Unidos y tienen un formato de viñeta diferente, similar a la de acá para los días de semana, pero los domingos tenés otro formato, uno que permite ampliarse para arriba y jugar más. Entonces en el formato se aprovecha más y podemos jugar más con el diseño del cuadrado. Me gusta mucho como quedó.
–Más allá del nuevo diseño, es el Macanudo de siempre.
–Acá aparecieron las brujas, que antes no estaban. Estoy enamorado de estas brujas, cada vez les tengo más cariño. Son lo más, las adoro y me dejan jugar con el mundo del terror, que yo cuando era chiquito era lo que más me gustaba, Drácula y todo eso. Puedo meter todos los monstruitos por ellas. Y después son adorables.
–¿Cómo aparecieron?
–Yo creo que por vivir en el medio del bosque. Tarde o temprano te aparece una bruja. La verdad que la tira, hubo un momento que estaba medio pensando que ya era suficiente y ahora estoy reenganchado. Son 22 años de Macanudo y mientras sigan apareciendo cosas que a mí me tomen de sorpresa, me divierto.
–Los distintos personajes expresan tus dudas existenciales.
–Es como que me hago preguntas. Me suena raro algo y hago una pregunta. Por eso a mí no me gusta esta nueva dirección del arte que tiene que ser como un eje moral; si vas a hacer una película tenés que poner la representatividad de todo. El arte está para portarse mal. Y cuando te portás mal es porque estás buscando algo, estás buscando inclusive a veces cuál es el límite, es el trabajo del artista. Entonces cuando la gente se enoja con los artistas porque pasaron un límite, bueno, están haciendo su laburo.
–El arte como provocador o disparador de reflexiones.
–O generar una discusión que por ahí vos no tenés. A veces no tenés la respuesta y creo que casi ningún artista va por ahí diciendo que tiene respuestas. El trabajo nuestro es gestionar. La pregunta es encontrar que hay parte de la sociedad, de la vida, que parecen inconclusas o incluso formales, y lo único que hacemos es marcar ‘esto es raro’. Te dicen ‘bueno, ¿y vos como lo resolverías?’. No sé, yo dibujo un pingüino.
Está esa mirada del arte en donde el arte tiene que ser ético y moral. Me parece que hay una incomprensión de qué es el arte y cómo funciona el arte y cómo funciona el artista. Ni siquiera significa que los artistas sean buena gente. Es su función hacer preguntas.
–Ya que lo mencionás, ¿vivimos una época de hiper corrección política? Cualquier chiste hoy resulta ofensivo.
–Eso empezó a pasar con las redes sociales. Yo también tuve 20 años y creía que porque había leído a Platón y Aristóteles en la universidad había entendido todo. Está buenísimo tener 20 años. El problema es que parece que decidimos que el pibe 20 años entiende cómo funciona la cultura, puede definir qué es la cultura, qué es ser un actor. Ahora si no sos ciego, no podés actuar de ciego más o menos.
–Está pasando en concreto con textos de Roal Dahl, de Agatha Christie, de Ian Fleming, se están cambiando palabras bajo el paraguas de “adaptación” o “evolución”. ¿Qué pensás?
–La obra de arte no tiene una sola función, tiene una segunda función que creo que es la que se está rompiendo. La primera función es vivir esa obra de arte, que te pares frente a la Gioconda y te emocione o lo que sea. La segunda función es que la obra de arte es como una cápsula del tiempo y te explica por contexto cómo era la sociedad en un determinado momento.
Si en la novela de Agatha Christie cambian los comentarios racistas contra los egipcios, es otra cosa. Tenemos que acordarnos que los ingleses en ese momento, ni antes ni después, eran un poquito racistas.
Esa segunda función es importante, es la que necesitamos, porque no es solo la historia de Hamlet, te dice también qué está pasando en 1605. En Estados Unidos está todo el tipo de la discusión de que hay que sacar el “n-word” (un eufemismo para “nigger” en inglés, o “negro” en español) o hay que dejarla. Al final resulta que no hay racistas. Es esta segunda función de la obra de arte que se está rompiendo medio por esta necesidad de sentirse bueno.
Porque al final lo que pasa es que es una movida de esta generación que se quiere sentir que son los que piensan perfecto. Es otro error. Pero no me quiero pelear con toda otra generación, pero hay una cuestión en eso. Y además llegaron con mil batallas resueltas. Hubo 200 años de gente que peleó por los derechos de la mujer y de los homosexuales. Buenísimo lo que pienses, pero agradecele a los que están atrás. No te pongas a criticar.
Es como los abuelos, los papás, los bisabuelos. Decir mi viejo está medio loco pero está menos loco que mi abuelo, bien por mi viejo. Y mi abuelo está medio loco, pero un poco más evolucionado que mi bisabuelo, bien por mis abuelos, pero no va yo a decir che, vieron que mi bisabuelo era mucho más facho que yo. Y sí, si naciste 70 años más tarde, así cualquiera es menos facho que yo. Me voy a meter en unos problemas.
Si se borran esos registros es como si nunca hubieran existido. Es blanquear el pasado y también cómo hacés para ver la evolución del pensamiento. Por eso hay un blanqueamiento en todos los sentidos de la palabra.
–¿Es una época de un exceso de literalidad? ¿Están pagando las figuras retóricas, la ironía, el sarcasmo, las exageraciones, las “maneras de decir”?
–El literalismo es aburrido por definición. Entiendo que es más fácil entender. Yo voy a ver Rambo y es bastante fácil de entender. Qué divertido es ir al cine y no pensar, pero a veces yo quiero ir y que haya ironía y que el director tenga una confianza en el espectador y diga el espacio que yo no lleno y lo va a llenar esa persona con su experiencia de vida. Ahí la obra de arte interesante es la que te deja a vos hacer cosas.
Entonces me parece que les dieron las llaves del auto a un montón de chicos en Twitter que tienen como un problema sentir esta performance de la moral. Porque fijate los que tiraron las latas de pintura a las pinturas. Si hubiesen hecho eso y rajaban, capaz que les creía que no era una performance egocéntrica.
¿Pero qué es lo que hacen inmediatamente después? Mírenme, soy yo, soy mejor que ustedes, soy buena persona. Entonces pierde todo tipo de valor la verdadera crítica. Porque la verdad es que no termino de creer que tienen razón en lo que están diciendo. Me da un poco de rabia que a partir de ahora en todos los museos tengo que ver las pinturas a través de un vidrio. Pero el hecho de que era sobre vos ya no me interesa más. No te creo. Es demasiado ombliguista la situación.
–El humor es víctima de esta literalidad.
–El humor negro obliga a la segunda lectura. El humor negro es nuestro mecanismo de defensa a la muerte. Todos nos vamos a morir y estamos todos asustados. Y tenemos algo en el cerebro que increíblemente nos permite decir ‘no me voy a morir ahora’. Pero en verdad estamos todos asustados.
Y el humor negro es nuestra manera de por un lado mostrarle miedo a la muerte, pero también por otro lado, ir aceptándola e ir haciendo la parte de uno y y aceptándola como algo que no es tan terrorífico, sino que hasta nos podemos reír con la muerte. El humor negro es la ironía, es la manera de releer con un poquitito más de esfuerzo mental. No todo tan literal. Estamos perdiendo riqueza. Es un crimen del pensamiento.
–¿Y lo ubicás en los jóvenes en general?
–En realidad, veo que salió de las redes sociales. Parte igual de esto es una sobrecorrección de años de desastre. Entonces también hay un costado positivo, tuvimos cientos de años de esclavitud, de derechos humanos que no se cumplían, de homosexuales en la cárcel, toda una cantidad de desastres.
Está bien, hay una sobrecorrección. Pero en la sobrecorrección hay algo performático de la gente que quiere decir ojo, que yo soy bueno, ojo que tengo mi arcoíris por todos lados. Entiendo y hasta no me parece negativa, es positiva, pero en la sobrecorrección tiene que haber gente que tire un poco para el otro lado para que no choquemos el auto contra el otro costado.
–¿Es diferente el trabajo como historietista en Estados Unidos? ¿Cómo es tu caso?
–Cuando arranqué en el extranjero con Macanudo, era el momento en que Maitena estaba explotando, me parecía súper lógico, porque era muy gracioso y muy buen dibujo. Y también porque Maitena tenía un tema tan universal que era las mujeres y las relaciones, y ella tenía como un ojo tan clínico para eso y tan bien, con un gran sentido de humor. Creo que era perfecto y tenía sentido que Le Figaro le publicaba cosas a Maitena y yo miraba lo mío… que ni yo entiendo mis chistes a veces.
Y resulta que había algo universal en Macanudo, que yo no me estaba dando cuenta que había. Me sorprende la cantidad de países en donde salieron libros míos. Ahora estoy en Estados Unidos, trabajás para un diario, hay un sindicato, hay dos o tres que tienen 50 o 60 títulos o lo que sea, y ellos los distribuyen a equis cantidad de diarios en Estados Unidos y en el resto del mundo. Y hace un par de años entré en un sindicato que es medio raro, creo que la última tira sindical fue Patoruzú, y me llaman y me preguntan qué significa “Macanudo”.
Por ejemplo, la traductora checa a Enriqueta, le puso “Jin”. Y le digo qué lindo, es la traducción de Henrietta, Enriqueta. Y me dice ‘no, es el nombre de mi abuela’. Así que no sé qué está haciendo con la niña, pero lo que sea que está haciendo lo está haciendo muy bien porque a la gente le gusta, así que se lo agradezco.
–¡Cómo le habrá puesto entonces al gato Fellini…!
–Una vez estuve en un festival en Barcelona y me siento al lado de Milo Manara, dibujante italiano que amo profundamente, muy amigo de Fellini y de hecho habían trabajado juntos. Y yo recién había salido Macanudo 3 y entonces le digo ‘Scusi!’ y me empecé a hacer el italiano y le digo ‘mire, quería mostrarle lo que yo hago en las historietas, pero sobre todo quería pedirle disculpas porque quizás espero que no se enoje, pero el gato se llama Fellini’. Se puso muy contento, me hizo unos dibujitos y todo.
–¿Y a todos tus personajes les tenés el mismo cariño?
–Les tengo cariño de todos, porque sé que me levanto a la mañana y alguno me da el chiste. Pero a Enriqueta le tengo cierta simpatía.
–¿Y cómo es andar por el mundo con siete tapas en The New Yorker?
–Fue muy lindo hacer esas tapas. Hubo una época que mandaba con más frecuencia. Cuando publiqué la primera, estuve a punto de resolver la grieta, me llamaron desde Lanata hasta Víctor Hugo.
Liniers Básico
- Liniers es el segundo nombre de Ricardo Siri (Buenos Aires, 1973). Empezó haciendo fanzines, publicó la tira Bonjour en el diario Página/12 y desde 2002 publica Macanudo todos los días en La Nación y semanalmente en El País de España.
- En 2018 Macanudo empezó a publicarse en diarios de los Estados Unidos a través de King Features Syndicate. Muchos de sus 30 libros se han editado en Europa, Latinoamérica, EE.UU., Canadá, Corea del Sur y China.
- En 2011 junto a su mujer, Angie, fundó la Editorial Común. Actualmente vive en Vermont (EE.UU.) con Angie, tres hijas y un perro.
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